“Este retorno es impostergable; los alumnos no pueden seguir alejados de las aulas y el daño que se está ocasionando es muy grande, como ya lo hemos mencionado en columnas pasadas”.
“Este retorno es impostergable; los alumnos no pueden seguir alejados de las aulas y el daño que se está ocasionando es muy grande, como ya lo hemos mencionado en columnas pasadas”.

El reto de reabrir las escuelas es inmenso. Se requieren amplios esfuerzos para cumplir cada uno de los protocolos exigidos en la regulación actual, cumplir con una serie de autorizaciones y preparar a todos en la comunidad educativa.

Este retorno exige replantear las dinámicas y roles. Los docentes deben sumar a sus conocimientos pedagógicos el cumplimiento de estrictos protocolos de bioseguridad y la contención socioemocional que requieren los estudiantes, alejados de las aulas por largos meses. Los equipos directivos deben supervisar la aplicación de todos los protocolos y, a su vez, hacer la contención emocional de los profesores, que muchos de ellos han tenido pérdidas en sus seres queridos, y los promotores debemos apoyar, contener y alentar a los equipos directivos. Una larga cadena de trabajo, pero necesaria para un retorno seguro.

Este retorno es impostergable; los alumnos no pueden seguir alejados de las aulas y el daño que se está ocasionando es muy grande, como ya lo hemos mencionado en columnas pasadas. Sin embargo, al ver la lista de los colegios que están iniciando la vuelta a clases, se observa que son pocos los colegios del sector público. ¿Por qué? Después de casi dos años con los colegios cerrados, ¿no hemos sido capaces de dar mantenimiento y realizar todos los trabajos en las escuelas para no solo regresar a las aulas, sino también para reducir el porcentaje de colegios sin servicios básicos? Es urgente contar un plan para reducir estas brechas y necesitamos un equipo con una enorme capacidad de ejecución para solucionar este problema por lo que es muy preocupante que desde inicios de 2020 a hoy hayamos tenido cinco ministros. Así es, en menos de dos años, cinco ministros de Educación. Estamos condenando el futuro del país.

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