Cuánta falta hace un MEF fuerte, que lidere el rumbo, que articule con los sectores, que defienda los principios económicos y se pare frente al Congreso ante cualquier propuesta populista, dijo Luna (FOTO:GEC)
Cuánta falta hace un MEF fuerte, que lidere el rumbo, que articule con los sectores, que defienda los principios económicos y se pare frente al Congreso ante cualquier propuesta populista, dijo Luna (FOTO:GEC)

Jessica Luna

La economía peruana se encuentra bajo ataque desde julio de 2021, a manos del Gobierno de izquierda y el Congreso fragmentado. Las instituciones se han debilitado y hoy vemos una nueva, terrible consecuencia: la rebaja de la calificación crediticia del país. Escándalos como el del Consejo Fiscal, la ausencia de mano firme en el MEF y el populismo del Congreso solo frenan el crecimiento y la reducción de la pobreza.

La rebaja de la calificación crediticia del país nos afecta a todos. Aumenta el costo del crédito tanto para el Estado como para las empresas y las personas. Será más caro conseguir dinero para invertir en una carretera, abrir un negocio, comprar una casa o iniciar un emprendimiento. Sin inversión no se crean nuevos puestos de trabajo y, por lo tanto, no mejoran los ingresos de las familias.

La causa es el debilitamiento institucional, las deficientes políticas públicas y el bajo crecimiento de los últimos años. Este Gobierno no solo no hace nada por detener el deterioro, sino que lo acentúa. Y, al tener perspectivas negativas, se vuelve crucial lo que ocurra hacia el final del gobierno y en la campaña electoral. Las cosas no pintan bien. Un mal resultado nos puede llevar incluso a perder el grado de inversión y agravar el costo del financiamiento para todos.

El más reciente ejemplo de su irresponsabilidad es el escándalo del Consejo Fiscal. Esta comisión independiente y técnica ha cumplido su misión en los últimos meses al alertar a la población sobre el mal manejo de las finanzas públicas. El intento de maquillaje de cifras de la anterior gestión del MEF, el sobreendeudamiento de la Municipalidad de Lima y los recursos otorgados al Gobierno Regional de Ayacucho a pesar de la “austeridad fiscal” son algunos de los temas levantados.

El Gobierno, en lugar de mostrar carácter y dar una señal clara de compromiso con la disciplina fiscal, decidió no aceptar la propuesta de renovar a su presidente. En sencillo: no me gusta que me critiques —ni a mí ni a mis aliados—, así que te cambio. Se pierde una oportunidad de mostrar madurez y responsabilidad.

Cuánta falta hace un MEF fuerte, que lidere el rumbo, que articule con los sectores, que defienda los principios económicos y se pare frente al Congreso ante cualquier propuesta populista.

Ya basta de irresponsabilidad. El Gobierno, sus aliados y el Congreso deben parar este círculo vicioso. ¡Pongan por delante al país y a los peruanos!

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