"A pesar de que la innovación no es en sí misma el fin último, es una herramienta valiosa que ayuda a satisfacer las necesidades de su público, y permite a la organización mantenerse vigente en un mercado desafiante".
"A pesar de que la innovación no es en sí misma el fin último, es una herramienta valiosa que ayuda a satisfacer las necesidades de su público, y permite a la organización mantenerse vigente en un mercado desafiante".

En medio de un paisaje empresarial en constante evolución, las empresas de consumo masivo enfrentan un desafío que no puede ser subestimado: la necesidad de adaptarse y anticiparse a las cambiantes demandas de los consumidores. En este contexto, la emerge como el ingrediente esencial para el éxito y la supervivencia, no solo enfocada en la creación de nuevos productos, sino que se extiende a canales de distribución y sistemas de gestión.

Dentro de ese panorama, la pandemia fue el catalizador que aceleró la necesidad de innovación en esta industria, y otras, lo que marcó el inicio de una nueva era de transformación. A raíz de su llegada, las empresas de consumo masivo han tenido que reconfigurar sus operaciones para responder a los cambios radicales en los hábitos de consumo.

En San Fernando, por ejemplo, se priorizó el envasado de productos para asegurar la seguridad y minimizar la manipulación, en respuesta a la preocupación por la inocuidad y el contagio. Se alargó la vida útil de los productos para acomodarse a los cambios en los canales de distribución y al aumento de compras para almacenamiento.

Se introdujeron opciones culinarias convenientes con procesos de preparación avanzados. Paralelamente, se facilitaron las compras a través de comercio electrónico implementando sistemas de pago y entrega en línea. Luego de la emergencia sanitaria, las necesidades siguieron evolucionando por la persistente inflación, la escasez de productos y problemas logísticos que han afectado el transporte. Esta continua transformación demanda que las empresas mantengan un enfoque constante en la innovación.

Abrazar la innovación no está exento de desafíos. Los riesgos financieros y la incertidumbre en torno a la aceptación del mercado son preocupaciones legítimas. Pero es precisamente en estos momentos en los que las empresas deben recordar que el “statu quo” no garantiza el éxito a largo plazo.

Para fomentar un entorno propicio para la innovación, las empresas de consumo masivo deben cultivar una cultura organizativa que ponga al cliente en el centro de sus planes, que tenga la audacia de experimentar para aprender rápido y que fomente la colaboración interdisciplinaria. Al empoderar a los empleados a que generen nuevas ideas y desafíen las convenciones, pueden abrir la puerta a una gran innovación. La tecnología se ha convertido en una herramienta esencial. La capacidad de recopilar y analizar datos del mercado a través de canales digitales permite conocer mejor a sus clientes.

En un mundo que avanza con rapidez, las empresas de consumo masivo no pueden permitirse quedarse atrás. A pesar de que la innovación no es en sí misma el fin último, es una herramienta valiosa que ayuda a satisfacer las necesidades de su público, y permite a la organización mantenerse vigente en un mercado desafiante.

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