"El vuelo fue cancelado simplemente porque el dictador Maduro, en un hecho penoso en sí mismo, no contestó las llamadas reiteradas de nuestro jefe de Estado para autorizarlo. Hasta en la maldad hay incompetencia". (Foto: USI)
"El vuelo fue cancelado simplemente porque el dictador Maduro, en un hecho penoso en sí mismo, no contestó las llamadas reiteradas de nuestro jefe de Estado para autorizarlo. Hasta en la maldad hay incompetencia". (Foto: USI)

“Si los pobres prefieren morir antes que ir a las casas de trabajo, es mejor que lo hagan y así disminuye el exceso de población”. La frase corresponde a Ebenezer Scrooge, despiadado protagonista del cuento inmortal de Charles Dickens “Una canción de Navidad”. Scrooge es misántropo, egoísta, cruel, indiferente y explotador, sobre todo con los más vulnerables. En la víspera de Navidad, recibe la visita de tres fantasmas que le muestran las consecuencias de su comportamiento, buscando que se rectifique. Una redención muy difícil.

En vísperas de Navidad, el asistió al aeropuerto para lo que algún funcionario macabramente denominó “ceremonia de expulsión de venezolanos”. La crónica de Rodrigo Cruz (El Comercio) detalla que la prensa fue convocada a cubrir el vuelo de retorno de “implicados en diversos hechos delictivos en el país”, solo para luego descubrir que esto era falso: ninguna de las 41 personas venezolanas montadas por la fuerza en un avión de la FAP tenía antecedentes en nuestro país. De hecho, señala el periodista, la mayoría fue “cazada” por la Policía en un improvisado operativo de madrugada, bajo presiones “desde arriba” para realizar expulsiones “como sea”.

El vuelo finalmente no despegó. El show fue cancelado. Pero no se piense que porque alguno de los ministros responsables (Guillén, Carrasco y Maúrtua) recordó las obligaciones voluntariamente asumidas por nuestro país en materia de derechos humanos: las expulsiones colectivas están prohibidas; cada caso debe ser analizado individualmente, brindando derecho de defensa, la posibilidad de apelar, y una debida motivación que tome en cuenta los principios de protección a la familia y de prohibición de devolución a un destino riesgoso. No. El vuelo fue cancelado simplemente porque el dictador Maduro, en un hecho penoso en sí mismo, no contestó las llamadas reiteradas de nuestro jefe de Estado para autorizarlo. Hasta en la maldad hay incompetencia.

No creo que este gobierno se rectifique. Usar la tragedia de una población como oportunidad política para subir un par de puntos en las encuestas es un nuevo nivel de infamia. Sí guardo esperanzas de que este incidente, junto con la memoria nacional de las penurias pasadas por peruanos obligados a migrar, pueda generar una reflexión que trunque el sendero xenófobo. Será necesario “abrir los corazones y considerar a los menos afortunados como verdaderos compañeros de viaje a la tumba y no como seres de otra especie embarcados a otro destino”, como pedía Dickens.