[OPINIÓN] Iván Arenas: “Minería moderna y relatos de la izquierda posmoderna”.
[OPINIÓN] Iván Arenas: “Minería moderna y relatos de la izquierda posmoderna”.

No obstante que en el Perú existe un sector minero que utiliza tecnología de punta, cumple con los altos estándares sociales, ambientales y laborales de clase mundial, amén del cumplimiento de políticas de sostenibilidad regulados por organismos internacionales, una porción minoritaria pero potente de peruanos ha desarrollado mitos, relatos y narrativas en contra de esta, hasta el punto de sugerir sanciones y reducciones de la producción minera y pasemos al postextractivismo.

Como les decíamos, a contrapelo que existe en el Perú una industria minera moderna (en todo el sentido de la palabra) este pequeño grupo de peruanos arrinconados en eso denominado como la “izquierda ambientalista”, sobre todo, ha logrado posicionar mitos contra este sector económico que es el pan del Perú —si cabe el término— a pesar de que no existen informes técnicos (basados en la ciencia) o sociales que sustenten las “contaminaciones” que tanto se denuncian. Todo entonces es parte de fake news y narrativas, como advertíamos líneas arriba.

A juicio del suscrito, si la izquierda ambientalista ha logrado construir y desarrollar mitos, relatos y narrativas se debe sobre todo a que vivimos en tiempos posmodernos que no es otra cosa que la caída de los grandes relatos, los paradigmas, la duda en las ciencias y en el “asalto a la razón”. Una gran parte de la izquierda se ha comprado el posmodernismo y ahora tenemos a partidos de izquierda defendiendo el irracionalismo, el iluminismo, el mito de las identidades, todo ello descendiente de la ideología alemana, a la que tan críticos fueron Marx y Engels.

A esta izquierda ambientalista, antiuniversalista y que vacila frente a la razón y la ciencia, poco le interesan los informes científicos y técnicos que indican que la minería moderna puede contribuir a mejorar la calidad de las aguas para el consumo humano o que haya sinergias entre minería moderna, agricultura, ganadería e incluso el turismo; que tribute o potencie la educación y la salud, amén de crear círculos virtuosos en las economías locales. No les interesa todo lo anterior, porque creen que los informes técnicos y científicos (incluso los organismos internacionales) basadas en evidencia son “instrumentos de dominación” de las grandes empresas mineras. Posmodernidad pura y dura.

Mientras que Marx y Engels creían en el desarrollo de las fuerzas productivas, en la ciencia, la razón y el progreso; la izquierda ambientalista que se opone a la minería moderna cree en la “Pachamama” o en el mito de la naturaleza (el llamado postextractivismo). Frente a esa religión, no hay ciencia que valga.

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