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[Opinión] Hugo Palma: “¿Quién quieres que te robe; o te mate?”

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Preguntas estúpidas. En Suiza; aquí no. ¿Quién puede querer que le roben o lo maten? El tema no es querer; es escoger. Hablamos de política y elecciones, desagües donde todo lo que usted quisiera no importa nada.
Con excepciones respetables y destacables, la gran mayoría de políticos y candidatos quieren robarle lo que puedan. No deberían, pero es así. En todas partes, Contraloría o fiscalías encuentran ratas y destrozos. ¿Cómo limitar las metástasis de corrupción, irresponsabilidad, ignorancia y descaro con que aplastan al pueblo peruano? ¿Por qué no se cambia? Simple. Las autoridades tendrían que buscar trabajo y saben que es mucho más difícil robar a personas o empresas que exigen pruebas de honestidad y competencia, y el riesgo de cárcel es inmenso.
Veamos. En una empresa mediana y seria –hay millares–, un cargo de subgerente exige probar: a) más de 10 años de experiencia en el sector; b) 5 o más liderando equipos; c) estudios de posgrado; d) información verificada sobre: i) presentación de declaración de impuestos; ii) informe de Sunarp; iii) de Reniec; iv) de multas y papeletas; e) de antecedentes policiales, judiciales y penales; y de Infocorp. Finalmente, examen médico ocupacional y pruebas de competencia y psicológicas en la empresa.
¿Qué pide el Estado? Ser peruano, derecho a votar y declaración jurada con algunas preguntas hasta genéricas. ¿Se verifican las respuestas? Supuestamente las autoridades electorales lo hacen con los varios sectores. ¿Los resultados? ¡Extraordinarios! Expresidentes y millares de ministros, viceministros, directores, gobernadores regionales, alcaldes, concejales y funcionarios de todo nivel en el país entero denunciados, investigados, procesados, sentenciados, presos y fugados. Los impedimentos son muy pocos y delincuentes probados pueden volver “a servir al pueblo”. ¿Es normal, angustiado lector, que al dejar la cárcel, anuncien sus candidaturas? ¿Que recién hoy vemos un proyecto de ley para que asesinos no sean jefes de Estado? ¿Se aprobará? Igual pueden ser gobernadores regionales, alcaldes, ministros, “cangrejistas”, y cuanto empleo público le abran leyes que toman siglos en condenar sus delitos, cuando lo hacen.
¿Y? Lo primero. Entienda y reconozca que le roban a usted. Sí, a usted que, aun muy pobre, paga impuestos para que la plata que acumulan sea la comida que falta en su casa, la pésima educación de sus hijos, la salud que no tienen, el trabajo perdido o precario y la inseguridad que mata. No les crea nada ni les pregunte por sus “programas”, sino por sus prontuarios; y examínelos. Y, con su cacerola vacía, que cada día lo oigan un minuto a las 8 p.m, hasta que escuchen lo que no quieren escuchar. Y podemos más.
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