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(Opinión) Hugo Palma: Putin y el Presidente hundiendo al Perú
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Y aún no hemos visto nada. Prepárese ciudadano; no habrá día soleado. ¿Puede ser peor? ¿No hemos tocado fondo? Se equivoca. Enfermedad no atendida empeora. ¿Y el fondo qué sería? ¿El Estado convertido en Mariúpol? ¿30 millones con “libretas de racionamiento” que no desaparecen en Cuba? ¿Su embajador presidiendo el Consejo de Ministros? ¿Los “colectivos” venezolanos cuidando ciudadanos? ¿Niños y ancianos pasando de la anemia a la inanición? ¿La ministra de destrucción del empleo logra “Ni un solo empleo formal”? Y viene más. El olor de “la política” es ya irresistible para los carroñeros.
¿Y Putin? Un ego fenomenal, genético KGB disfrutando espiar, secuestrar, torturar y asesinar; nutrido de frustración, odio a la democracia y ambición; se autoconvence de que Ucrania, origen de Rusia, no es un país ni sus habitantes ucranianos. Podrían ser vasallos. Como no quieren, empieza una guerra de agresión y, por no ser recibido con aplausos, pasa al exterminio. ¿Es tema nuestro? En pocas semanas no tenemos fertilizantes y pagamos muy altos precios por granos de Ucrania, Rusia y mercados mundiales. La inflación se expande y aquí la multiplicamos con la iluminada gestión del gobierno del pueblo. Y nosotros ciudadanos; ¿No tenemos 15 minutos para plantarnos frente a la Embajada de Rusia, Av. Salaverry, expresando que no vemos diferencia entre el Zar masacrando ucranianos o Hitler con su “solución final” para judíos?
¿Y el presidente? Diciendo una cosa y lo contrario. “Podemos meter las patas, pero nunca las uñas”. Es verdad, pero tienen más que el ciempiés. Donde ponen una, solo queda ceniza. Y no meten uñas porque tienen garras de las que no escapa ningún presupuesto público, empleo, contrato, consultoría o lo que sea su voluntad. No existe Contraloría, Policía, Fiscalía o Justicia que puedan darse abasto para tantas fechorías que se cometen de Plaza de Armas al último rincón. Pero eso no es su responsabilidad. Es de los “malos consejeros”: familiares, paisanos, compadres, correligionarios y más. Él los nombró o los “cobija”, pero no podía conocer su trayectoria (prontuario), lo que hacían, con quién y para qué. Entraban y salían del Palacio, ministerios, Congreso y toda institución; pero “desconozco mayormente” pues estaba muy ocupado volando, cambiando vestuarios y promesas, recordando con quiénes me reuní y “dirigiendo el gobierno del pueblo”. Y no se le informó que las gentes tienen hambre y será peor. Obviamente, ni una palabra de aliento a Ucrania, cualquier ayuda simbólica ni ofrecer refugio a los pocos que podrían llegar salvando sus vidas. Putin se podría molestar; y aquí, los aspirantes a serlo.
Nuestro país, el único que tenemos, se sigue hundiendo con tales capitanes, propósitos y actores. Nosotros, el pueblo peruano, estamos desesperados. ¿Qué hacer? Buscar inspiración. Somos herederos de Grau y Bolognesi y miremos a Zelenski. Acá, aquellos, solo están ganando dinero y desprecio. Nuestro pueblo ha reconstruido y construido más cultura tras todo desastre; el caos del siglo XIX, la guerra con Chile y el genocidio perpetrado por Sendero Luminoso. Y el nombre del Perú sigue siendo mágico. La lucha continúa.
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