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[Opinión] Hugo Palma: 2022
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¡Sí se puede! Sacudámonos, lector. El éxito o fracaso de las naciones se debe a sus dirigentes, pero, sobre todo, a sus ciudadanos. Si, abrumado hoy, creyera que estamos condenados a vivir en el fango, deténgase y recuerde quiénes somos y dónde estamos.
La tierra que habita nuestra nación peruana es centro de una de las contadas civilizaciones originarias; aquellas que se produjeron autónomamente. De Huaca Prieta, hace diez mil años a los incas, surgieron numerosas creaciones humanas extraordinarias. De ellas descendemos y también de España, fusión que produjo nueva sociedad y cultura, e hizo mágico el nombre del Perú.
Eso somos y son torpeza los intentos de reescribir la historia para asignar solo virtudes o defectos a algún lado. Y no volvamos a inventariar lo que ofrece nuestra tierra a quienes se empeñan en cuidarla y trabajarla; no destruirla ni esperar sentados a que llueva maná.
Entonces, ¿por qué estamos así? Es simplismo culpar de todo a los “políticos”, algunos miles, siendo muchos millones de ciudadanos. Debemos examinarnos con rigor. ¿Somos totalmente ajenos a lo que sufrimos? Ejemplos: pago de impuestos, reglas de tránsito, cuidado familiar, respeto a todos y a sí mismo, cumplimiento laboral, información e interés político, etc.
De ser el caso, felicitaciones. Si no, asúmalo, pues en el Perú no ha caído ningún meteoro en 2021. Vivimos el producto de demasiadas décadas de pequeñas o grandes complacencias, desidias, mezquindades, arreglitos cuestionables, prejuicios y desinterés por lo público. Casi sin resistencia, el campo político ha quedado en manos de mediocres, ignorantes, incompetentes, prontuariados y hasta condenados. Los “partidos políticos” tienen fundador-dueño o comprador, intereses ocultos, cotización en bolsa y custodian el fallido sistema político. No lo remedian, pues tendrían que buscar trabajo; y para no volver a su condición previa, aseguran sus economías personales. Hay excepciones. Escójalas.
¿Qué hacer? Piénselo usted también mientras asume la invocación de Vallejo “hay hermanos muchísimo que hacer”. Todos podemos ser mejores personas y ciudadanos. Comencemos por ahí.
¿Y los políticos? Examínelos con “presunción de delincuencia”. La Constitución dice lo contrario, pero tenemos derecho a conocer por todo medio lícito qué son realmente quienes pretenden gobernarnos. Comience por Infocorp y busque también sus condenas, detenciones, investigaciones, denuncias y cercanías, y verifique sus angelicales hojas de vida. No es fácil, pero con organización e intercambiando información, tampoco es imposible. No lo postergue. Estamos en año electoral y quizá tengamos más de las previstas.
¿Y qué más? Escríbales. Todos los elegidos tienen correos y deben recibir opiniones. Sus asesores las esconderán del destinatario, pero con lealtad de “socios” buscarán cómo protegerse y hasta ganarse alguito.
Hay muchas otras cosas y sigamos pensando. Pero si empezamos el año haciendo algo, no estaremos solo compartiendo lamentos y presagios. Y recuerde, ciudadano harto de lo que ve y padece, elegimos y pagamos autoridades para que atiendan nuestras necesidades, no sus ambiciones. Hecho esto, feliz 2022.
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