Novak, o Nole, como le dicen sus amigos, es un ser resiliente. “Hijo de la guerra”, como él mismo se llama, serbio, sabe lo que es venir de abajo, trabajar duro para conseguir sus metas. (FOTO: ESPN)
Novak, o Nole, como le dicen sus amigos, es un ser resiliente. “Hijo de la guerra”, como él mismo se llama, serbio, sabe lo que es venir de abajo, trabajar duro para conseguir sus metas. (FOTO: ESPN)

El número uno del mundo en tenis, Novak Djokovic, ha revelado su mayor secreto. Novak, o Nole, como le dicen sus amigos, es un ser resiliente. “Hijo de la guerra”, como él mismo se llama, serbio, sabe lo que es venir de abajo, trabajar duro para conseguir sus metas. El tenis es un deporte sumamente mental, donde lo que pone la verdadera diferencia no es lo físico, ni la alimentación, ni la potencia (siendo todas las anteriores variables importantes). De hecho, el serbio ha hablado mucho sobre la evolución que trajo en su tenis el cambio a una alimentación saludable, lo que trajo consecuencias notables no solo para su cuerpo, sino también para su cabeza.

Djokovic ha hecho un trabajo psicológico. Viene de la escasez y de la ilusión, de un país que vivió dos guerras. “Las guerras no sirven para nada”, dice el jugador de Belgrado, “solo traen miseria y pérdida para todos”. Su padre tenía que pedir préstamos para poder pagar sus clases de tenis. Djoko viene del dolor y de la pasión. Vino de abajo también porque por muchos años tuvo que enfrentar nada menos que a Roger Federer y Rafael Nadal, número uno y dos, respectivamente, siendo Djoker “el eterno número 3″. Esto duró años, muchos ya no se acuerdan, pero el jugador de ahora 36 años (todos los demás top ten tienen veintes al día de hoy) supo luchar, superar circunstancias traumáticas sin dejar su pasión. Manteniendo la capacidad de proyectar el futuro, demostró que el esfuerzo sí se premia.

En un video de un minuto “1 minute mental strenght lesson”, que está en la web, este jugador revela su más valioso secreto para la fortaleza mental. Habla de la mente como “la gran viajera”, aquella que nos está llevando constantemente al pasado y al futuro, arrancándonos del presente y del “punto por punto” que es como se debe jugar al tenis y a la vida. Explica de manera magistral que el truco se basa no en luchar contra nuestra imperfección y nuestra tendencia a desconcentrarnos del presente, sino en aceptarlo, pero teniendo la conciencia de regresar, de regresar lo más rápido posible de esa emoción, para volver al presente, al punto por punto.