“Báñense en el mar, búsquenlo, o pesquen, remen, naveguen, corran olas, buceen, o solo contémplenlo, pero no dejen de entablar esa relación”. Foto: shutterstock
“Báñense en el mar, búsquenlo, o pesquen, remen, naveguen, corran olas, buceen, o solo contémplenlo, pero no dejen de entablar esa relación”. Foto: shutterstock

El Perú tiene muchas carencias, pero tiene un tesoro que no terminamos de dimensionar y conocer: el mar. Más de 2 mil kilómetros de costa, playas increíbles, olas de calidad mundial, buceo, pesca extraordinaria, un océano abundante y generoso, lleno de riqueza.

Algunos dicen que Lima es una ciudad depresiva (‘Lima la gris’, ‘Lima la horrible’), pero, a la vez, Lima es también la única capital del continente con vista al mar. Quizá Lima sea “bipolar”. Un día es fría, húmeda, sucia y al otro está soleada, alegre y luminosa. Para muchos, es una ciudad fea en invierno, y hermosa en verano.

La primavera/verano finalmente ha llegado luego de un invierno largo y crudo. A eso se le suma que hemos tenido varios veranos “interferidos”; pandemia, encierro, derrames, virus. Últimamente lo de la gripe aviar, otra vez mal manejado, como si la gente no estuviese nerviosa con todo lo que ha pasado antes y con el fantasma de que vuelvan a cerrar las playas = reserva de felicidad y fuente de salud mental para la gente. El gobierno vino contribuyendo a una suerte de segunda pandemia con su falta de habilidad y arbitrariedades, una pandemia de enfermedad mental. Lo mismo ha pasado con la gente de Ventanilla, Ancón y alrededores con el tema del derrame. ¿Pueden creer que todavía le prohíben a la gente entrar a la playa? No solo al mar, a la arena tampoco. Cientos de miles de personas que viven en los cerros necesitan de las playas como una válvula de escape y esparcimiento. ¿Cómo es posible que casi un año después toda esa gente siga prohibida de entrar a las playas cuando ya el peligro acabó y ahora el daño es a la salud mental?

Hay que tener algún tipo de relación con el mar, algún tipo de vínculo.

El contacto con la naturaleza cura, recarga, relaja. El mar y las playas nos contienen, nos unen, producen serotonina, disminuyen la ansiedad. El mar hace bien al alma, nos vuelve más contemplativos.

Báñense en el mar, búsquenlo, o pesquen, remen, naveguen, corran olas, buceen, o solo contémplenlo, pero no dejen de entablar esa relación. El planeta es más de 70% de agua, y nuestro cuerpo también, por algo será.

¡Para todo mal, el mar. Y para todo bien, también!


TAGS RELACIONADOS