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[Opinión] Gabriel Ortiz de Zevallos: Optimismo o miopía
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Según el IEP, el 40% de la población cree que el 2022 será bueno o muy bueno para ellos, con mayor porcentaje de optimistas a menor edad. Inaugurado en mi base 6, debo reconocer que me cuesta compartir ese optimismo, pero la vida me ha enseñado que es bueno prepararse para lo peor, pero visualizar lo mejor. ¿Qué se necesitaría para que esa expectativa se confirme?
El primer requisito sería que la variable Ómicron termine siendo el inicio del final de la pandemia, como algunos especialistas pronostican. Puede que no sea tan rápido y que las cosas se pongan peor antes de mejorar, pero sería un gran alivio. A convencer a antivacunas y cruzar los dedos.
Una vez que la vida vuelva a la normalidad, la prioridad número uno es chamba sostenible en el tiempo. El Perú tiene aproximadamente 25 millones de personas en edad de trabajar y una PEA (peruanos que tienen o buscan chamba, formal o informal) de casi 18 millones. En octubre de 2021, el empleo formal se había recuperado a 3.95 millones, cuando habían bajado a 3.6 millones en octubre de 2020 de 3.9 millones que eran en octubre de 2019. Nos hemos recuperado, pero cada año más gente necesita chamba. Lo que nunca se prioriza es que 14 millones de peruanos chambean en la informalidad sin ningún beneficio laboral, incluido el de reportarse enfermos sin perder su remuneración, razón por la cual el confinamiento no funcionó en Perú. Si se quiere que más peruanos tengan chamba formal, se necesita multiplicar el número de empresas formales que tenemos hoy por 4.5, grosso modo. ¿De dónde van a salir si quienes tienen plata para invertir prefieren sacarla fuera o esperar a ver qué pasa? Por eso resulta absurdo hablar de una Asamblea Constituyente si se quiere fomentar el empleo. En cambio, la iniciativa reciente para replicar el modelo agroexportador (el que más empleo formal generó en los últimos años) en sectores acuícola y forestal puede ser una buena opción, aunque es difícil entender si las restricciones de tiempo y tamaño tienen justificación técnica.
Sin embargo, el cambio tecnológico hará que solo algunos empleos formales sean duraderos. En el Perú los temas laborales se abordan como si solo existiera el sector formal y el cambio tecnológico no existiera. Oliver Azuara, especialista senior del mercado laboral del BID, explica en videos cortos cuán relevante es prepararse para este cambio. Lo que sea repetitivo, sea manual o intelectual, va a ser reemplazado por robots o inteligencia artificial, así de claro. En setiembre del año pasado, The Guardian publicó un artículo de opinión íntegramente escrito por inteligencia artificial respecto a por qué los humanos no debemos temer a esta tecnología. Solo se le dijo tema y número de palabras, resultado: inglés impecable y revisión de todo lo escrito sobre el tema. ¿Qué estamos haciendo para prepararnos para eso? Obviamente hay que defender la calidad educativa, en todos sus niveles (no solo universitaria y básica, sino también técnica), pero no basta. En servicios que puedan ser brindados por Internet, ya debemos considerar un mercado globalizado de facto: o logramos un estándar competitivo usando tecnología de punta o no tendremos chamba. Si queremos que mejoren los sueldos, tenemos que conseguir que suficientes peruanos puedan atender las demandas de ese mundo tecnificado. Así de claro y sin escapatoria. La tecnología trae un mundo de oportunidades, pero hay que hacer la chamba para volverla realidad.
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