(GEC)
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La presidenta Boluarte ha descartado ya el anticipo de elecciones que inicialmente propuso como proyecto de ley, mientras Keiko Fujimori y su plana mayor han criticado al gobierno en sectores clave como Salud, Energía, Interior y Agricultura. En el camino, se ha conocido que el hermano de la presidenta, que ha trascendido es su principal consejero, no solo ha venido participando activamente en la formación de un nuevo partido político, sino que es cercano a Álvaro García Ramírez, quien hace tan poco tiempo como 2019 fue denunciado por su expareja y actual presidenta del Instituto de Radio y Televisión Peruana, por intento de feminicidio en presencia de su menor hijo. Nicanor Boluarte ha coincidido con Álvaro García Ramírez en el MTPE durante el gobierno de Ollanta Humala, en Sencico (2017-18) y la municipalidad de Pueblo Libre (2021).

El hecho tiene relevancia pública por varios elementos. En principio, el nombramiento de alguien que se ocupaba de asesorar a la mandataria Boluarte como presidenta del IRTP, aun si se satisfacen los requisitos del cargo y al margen de la persona específica, se presta a suspicacia, porque un canal y radio del Estado tiene que ser plural. Pero esa sospecha se agrava si es que la persona es alguien cercana y que además puede tener una lealtad exacerbada por los riesgos a los que estuvo sometida y que han salido a la luz. ¿Cuán independiente puede ser una víctima de intento de feminicidio de las características descritas en esa horrorosa denuncia frente a la presidenta de la República? Es una pregunta válida, con todo el respeto que merece una situación tan delicada. Toda víctima de violencia familiar merece el apoyo para poder independizarse plenamente de su agresor, pero en este caso hay temas colaterales que necesitan explicación, por el cargo y lo que implica. También requiere explicación la relación continua de coincidencia laboral entre el hermano de la presidenta y el agresor. No es un caso menor, y ocurrió hace pocos años. ¿Cómo es la relación del hermano de la presidenta con el agresor y de la presidenta con la víctima? Es un tema que merece ser explicado, porque puede tener implicancias para el funcionamiento del IRTP, que es de todos los peruanos.

Nicanor Boluarte parece sumarse a la larga lista de familiares de presidentes que a veces restan más de lo que suman. Los próximos años económicamente pueden ser bastante difíciles si El Niño tiene impactos graves, con implicancias económicas, tanto en términos de reducción de producción y empleo como aumento de precios. Si además el Gobierno va a tener errores tan gruesos como el de defender a una ministra de Salud que es capaz de ir a Piura y decir allí cifras que estaban desactualizadas dos semanas, no tiene reflejos políticos suficientes. El Estado peruano es deficiente en muchas cosas, y la cantidad de problemas es siempre mayor que la posibilidad de solucionarlos. La suma de errores irá erosionando aún más su popularidad.

La incontinencia parlamentaria para la desfachatez sumará a ese caldo de cultivo y malestar. Ese es el escenario político previsible. Ojalá los sectores y regiones que tienen buenos líderes puedan compensar un poco el panorama, pero quien le haya dicho a la presidenta Boluarte que el piso está parejo hasta 2026, le está diciendo lo que quiere oír, no lo que debe escuchar. Cambiar primer ministro obliga a negociar investidura.

Lo grave es que no existe, salvo el compromiso asumido con la OCDE, ningún espacio donde se pueda discutir reformas en serio, de las que sí harían que el Estado peruano pudiera ser más eficaz, transparente y predecible. De ser vergüenza mundial frente a un virus nuevo hemos pasado a serlo con una enfermedad como el dengue, absolutamente predecible, donde todos los años debería haber un programa de fumigación en las zonas vulnerables, y hasta el niño más chiquito debería saber que solo puede tomar paracetamol para la fiebre, pero no ningún otro medicamento. De 2023 a 2026 todavía hay un largo trecho, donde hay que ver cómo avanzamos para construir un mejor Perú para todos, a pesar de todo lo que juega en contra.