Pedro Castillo y Luis Almagro, secretario general de la OEA. (Foto: Presidencia)
Pedro Castillo y Luis Almagro, secretario general de la OEA. (Foto: Presidencia)

Tengo serias dudas sobre la misión de la OEA. Que sean cancilleres o vicecancilleres implica que están supeditados a los intereses bilaterales, ideológicos o pragmáticos, y que dependen más del Ejecutivo. Diplomáticos de gran experiencia me dicen que lo esencial del pronunciamiento seguro estará acordado antes de la visita. Dudo de una voluntad realmente neutra y de oídos abiertos. Probablemente el documento (previsto para fines de año) permita lecturas múltiples, dependiendo de cuál sea el (izquierdo o derecho). . Lo único útil que le veo es si ayuda a llevarnos hacia un debate sobre reformas electorales y anticipo de elecciones, pero eso depende de nosotros, no de la OEA.

Esta semana el gobierno ha seguido con su estrategia de ganar adeptos movilizables, a costa de deteriorar más las posibilidades de desarrollo futuro. Había ya eliminado el requisito para directores de más de 26 mil escuelas rurales de conocer la lengua originaria. ¿Cómo se dirige un colegio sin poder hablar con padres y niños más chiquitos? A esa aberración ahora suma el ofrecimiento de abandonar por completo la carrera magisterial meritocrática. A la estrategia de copar el Estado, allí donde hay plata (MTC, PetroPerú, MVC, Minsa) y/o capacidad de movilización (Minedu), se le ha sumado la confrontación con el Congreso, además de un manejo de la PNP y FF.AA. vengativo y poco institucional.

El Congreso, en vez de buscar representar a las personas en temas que sí le importan, ha aprobado la acusación por traición a la patria que no resiste análisis sensato, regalándole al presidente Castillo la opción de victimizarse más. El gobierno ha conseguido reunirse con la Comisión Episcopal, todo como preámbulo a la visita de la OEA. Castillo repite una y otra vez el Congreso no me deja gobernar, y el Congreso no es capaz siquiera de impedir que el congresista acusado por violación siga usando sus oficinas. La política implica ganar legitimidad, y el Congreso es aún peor que el Ejecutivo.

nuestra democracia está en cuidados intensivos y necesita reformas urgentes para sanar. Hoy, más de la mitad de los peruanos estaría de acuerdo con un golpe por exceso de corrupción, o sea lo que estamos viviendo. Si no hay reformas políticas esenciales, acompañadas de un proceso de vigilancia activa de la ciudadanía sobre el uso de su dinero por las autoridades de los tres niveles de gobierno, no hay manera de adecentar la política. La gente está harta y asqueada, pero la espiral hacia abajo siempre puede continuar. Ni este gobierno ni este Congreso han dado muestras del desprendimiento que les enrostró el (de lujo, en mi modesta opinión agnóstica). Los elementos de convicción sobre la corrupción en el gobierno son más que convincentes, pero victimizarse le sigue funcionando en ese sector de la población. ¿Por qué? Es probable que se sientan tan ignorados por el resto de los políticos que toleren la corrupción porque creen que es inevitable. Puedo dar fe, además, de que los medios de provincia tienen un resentimiento con los medios nacionales y que algunos son cooptados por intereses políticos.

De este entrampamiento no vamos a salir fácil ni prontamente. El refrán al enemigo que huye puente de plata tiene más de , pero estos lo que quieren es quedarse. recordó que las soluciones negociadas se producen cuando las partes en conflicto tienen expectativas similares sobre cómo va a terminar. Todo túnel tiene luz al final, pero este todavía está bien oscurito.

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