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[Opinión] Gabriel Ortiz de Zevallos: Cerrón, Castillo y la aparición de San Martín de Porras
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En un tuit, Vladimir Cerrón advierte: “Castillo no será derrocado por la derecha, solo podría serlo por los pueblos oprimidos si no responde a sus demandas, luego se instalará un gobierno del pueblo para el pueblo... Perú Libre no debe abandonar sus propuestas de cambio”. En el tuit respalda un largo y alambicado editorial de revista-libertad.com: caviares y fujimoristas, listos para el golpe. Más allá de que suene surreal afirmar esa unión justo en plena confrontación por la resolución del TC, en política no hay casualidades y un tuit así tiene destinatario y motivo, sea o no efectivo. Las cosas están demasiado cargadas para que sea una proclama general. Los destinatarios posibles son el presidente Castillo y/o la bancada de Perú Libre, pero también sus aliados, que anteriormente ya han sido caracterizados como caviares por Cerrón.
Dicho tuit no ocurre en un vacío. Es posterior a las declaraciones del presidente Castillo sobre la supuesta confabulación de perro, pericote y gato en contra de él, una especie de San Martín de Porres, pero para la guerra ¿San Martín de Porras? Ocurre después de no enmendar errores como ofreció, sino extenderlos como en Petroperú (y antes en el MTC), o pecar por omisión con roche en Minsa, Midagri, etc., etc. La cantidad de funcionarios cuestionados es tal que ya cuesta recordarlos todos. Y si coinciden izquierdistas y liberales en calificar esta captura del Estado, es porque implica daños y riesgos a la ciudadanía, como ya lo estamos viendo en el sector salud, pero agravándose porque abarca más y más sectores. Por citar solo un ejemplo, medios tan distintos en posición editorial como Hildebrandt en sus 13 y Perú21 han advertido del riesgo que implica hoy la nueva jefatura de la Digimin, luego de dos cambios en muy pocos días. El riesgo del uso del sistema de inteligencia para temas políticos preocupa legítimamente a tirios y troyanos, por razones más que obvias. Solo ve a San Martín de Porras quien lo quiera alucinar.
Argumentar que ello es un complot de posiciones tan irreconciliables como “caviares y fujimoristas”, cuando la historia política de los últimos 25 años no se puede explicar sin referirse a la división y polarización que genera el fujimorismo es mentir o cegarse. A pesar de lo enrevesado, no está de más leer el editorial: “Esta amenaza de vacancia obligó a Castillo reconciliar(se) con Vladimir Cerrón (…). Este Partido le ha dado otra oportunidad a Castillo y, al parecer, le está corrigiendo la línea. Le ha vuelto a decir que debe volver a apoyarse en el pueblo; pero el profesor sabe que no será fácil hacerlo en la medida en que los excluidos se han resentido (…)”. Obviamente, esta oración del editorial que avala Cerrón hay que unirla a su tuit directo.
El deterioro del Estado con personajes tan cuestionables es responsabilidad del presidente y la meticulosa selección fina cortesía de Cerrón (en su mayoría). Objetivamente, mientras más cuestionable es un nombrado, menos opciones tiene y más obediente será cuando se le pida que actúe de una u otra manera. Arracimar nombramientos indefendibles en distintos sectores del Estado es parte de la agenda de Perú Libre con miras a las elecciones. La Fenatep también quiere lo suyo y ahora tiene nada menos que el Pronabec en su control.
Richard Arce es una de las pocas voces de la izquierda que argumenta cuán inaudito es envilecer así al Estado y empresas estatales desde un gobierno de izquierda. Diferencias de principios, medios y fines.
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