“Si se quiere estimular la actividad económica, se disminuye la tasa de referencia incentivando los créditos para impulsar la economía”.
“Si se quiere estimular la actividad económica, se disminuye la tasa de referencia incentivando los créditos para impulsar la economía”.

El directorio del Banco Central de Reserva (BCR) elevó su tasa de interés de referencia a 0.50%, luego de mantenerla en 0.25% durante 15 meses. Tomó la decisión por el incremento de la inflación anual, que pasó de 3.25% en junio a 3.81% en julio, muy por encima del rango meta, explicado por el aumento de los precios internacionales de insumos alimenticios y combustibles, así como del tipo de cambio. El BCR, como otros bancos centrales, considera que estos incrementos de precios, que se están dando mundialmente, serán transitorios. Aun así, optó por aumentar la tasa, lo que da un mensaje al mercado, pero esta sigue altamente negativa en términos reales, lo que vislumbra más aumentos en los próximos meses. Después de todo, la inflación es eminentemente un fenómeno monetario, como señaló Friedman.

La tasa de referencia se establece para influenciar el precio de las operaciones crediticias de muy corto plazo entre diferentes entidades bancarias (la tasa interbancaria) y así impactar las tasas para depósitos y préstamos, afectando las decisiones de gasto de las empresas y familias, la demanda agregada y la inflación. Si se quiere estimular la actividad económica, se disminuye la tasa de referencia incentivando los créditos para impulsar la economía. Esto ocurrió el año pasado cuando se redujo la tasa de 2.25% a 0.25% en solo dos meses, mientras que, si se requiere reducir las presiones inflacionarias, se aumenta la tasa para desacelerar la economía. Siempre es más fácil reducir la tasa que aumentarla porque estimula el crecimiento económico, lo que es bienvenido por los gobiernos. Allí la importancia de un banco central independiente dispuesto a tomar medidas difíciles que pueden no ser del agrado del Ejecutivo, cuando las estima necesarias.

El BCR debe de haber hecho un análisis muy cuidadoso del contexto macroeconómico y la inflación para haber aumentado la tasa de referencia cuando mencionó que “la mayoría de indicadores de expectativas sobre la economía se mantiene en el tramo pesimista en julio”. La revisión de esta tasa nos recuerda que no hay “almuerzos gratis” en política económica. Si bien mencionó que continuaría con una política monetaria expansiva mientras persistan los efectos negativos de la pandemia sobre la economía, es evidente que le preocupa el incremento de precios.

En la medida que las presiones inflacionarias disminuyan, el tipo de cambio se estabilice y la actividad económica se ubique debajo de su potencial, el BCR tendrá más grados de libertad para mantener una política monetaria expansiva.