“La deducción para alquileres debe ser adicional a la de rentas de trabajo, de otra forma afectaría a muchos de clase media. Un incremento de impuestos debe considerar su impacto económico y social”.
“La deducción para alquileres debe ser adicional a la de rentas de trabajo, de otra forma afectaría a muchos de clase media. Un incremento de impuestos debe considerar su impacto económico y social”.

El Gobierno intenta modificar radicalmente los impuestos a los alquileres para aumentar la recaudación. Los izquierdistas perciben a los arrendatarios como millonarios que explotan a los inquilinos, lo que está muy lejos de la realidad. Muchas familias de clase media viven de sus alquileres y han sido afectados por la pandemia, ya que sus viviendas o locales comerciales se desocuparon o les disminuyeron las rentas. Muchos compraron una propiedad para alquilar con deuda hipotecaria y con su dinero de la jubilación, no tienen otros ingresos y tienen obligaciones que pagar.

El ministro Francke informó que se buscaría gravar dichas rentas conjuntamente con las rentas de trabajo y de fuente extranjera, con la misma deducción de 7 UIT, lo que implicaría un fuerte incremento de impuestos para muchos arrendatarios, ya que en la escala actual más alta (que quieren aumentar) terminarían pagando hasta 30% de impuestos. La deducción para alquileres debe ser adicional a la de rentas de trabajo, de otra forma afectaría a muchos de clase media. Un incremento de impuestos debe considerar su impacto económico y social. El impuesto “flat” de 5% simplifica el cobro, el otro incentivará la evasión.

El alquiler que cobra el propietario no va a su bolsillo íntegramente, ya que incurre en muchos gastos tales como: impuestos prediales y arbitrios, gastos de corretaje, legales y notariales; gastos de mantenimiento, costos de reparación y pintado, reemplazo de línea blanca, y los pagos de la deuda hipotecaria. Se sobrestima la rentabilidad de los alquileres cuando no se consideran los gastos asociados a la propiedad y tampoco el hecho de que esta no siempre está alquilada. Por tanto, cualquier reforma también debe permitir la deducción de todos estos gastos para evitar gravar ingresos no percibidos realmente, como ocurre en países con regímenes similares al propuesto.

Como sugerí en artículos anteriores, el Congreso debería negar estas facultades y más bien plantearle al Gobierno que presente proyectos específicos para cada reforma de impuestos que piensa modificar para que se discutan por las comisiones pertinentes y luego pasen al Pleno. La economía todavía no se recupera de la pandemia y de la crisis política y vemos carteles de venta o alquiler por todos lados. Mientras no se reactive la economía sería apresurado un incremento de impuestos a los alquileres porque frenaría al sector construcción, desincentivaría la adquisición de propiedades para alquilar, afectaría los precios de los inmuebles y obligaría a aumentar los alquileres.

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