(OPINIÓN) Ed Málaga: “En memoria de Pedrito Suárez Vertiz (1969-2023)”.(Foto: Ed Málaga / Perú21)
(OPINIÓN) Ed Málaga: “En memoria de Pedrito Suárez Vertiz (1969-2023)”.(Foto: Ed Málaga / Perú21)

Con razón Mick Jagger cantaba “Time waits for no one”. Teníamos 10 años cuando te conocí. Los dos últimos años de la primaria vivimos rodeados de música. Nuestras bandas favoritas sonaban en el patio del colegio, e inspirados por los bailes frenéticos de Mick y las guitarras juguetonas de Keith y Ronnie, decidimos formar una banda. Yo tenía una guitarra clásica y de todos los amigos, tú eras el único que tocaba el piano. Había que ver tu talento. Sin partituras, te sacabas de la manga joyas como I don’t like mondays o Your mother should know, pero sabíamos que la esencia del rock era la guitarra. Por eso nos juntábamos largas horas a practicar en casa.

Vivías en la calle Puerto de Palos, cerca al Olivar de San Isidro, y eras una máquina para conversar. En las cinco cuadras que caminábamos del colegio a tu casa, hablábamos de todo, de nuestras travesuras, de la profe nueva, de los amigos más locos, de las chicas más lindas, de Dios y el universo y —cómo no— de los solos, riffs y acordes de los Rolling Stones. ¿Cómo se toca la intro en guitarra de Angie? ¿De dónde sacó Keith el feeling para los solos de Wild Horses? ¿Y cómo lograr el sonido juguetón de Honky Tonk Women?

Recuerdo los deliciosos tallarines verdes que tu adorable mamá, Rosita, coronaba con un jugoso bistecito. En la sobremesa, tú, sentado de mil maneras posibles, preguntabas qué hacer para gustarle a las chicas bonitas; tu mami te pedía que te quedes quieto y respondía que ellas prefieren a los chicos inteligentes, a los que las hacen reír y las respetan; no a los vagos que no estudian ni hacen sus tareas. Y de pronto, horrorizada, descubría que no teníamos postre porque tú te lo habías comido antes. Y mientras te deshacías en dolidas disculpas, ella te regañaba llamándote por tus cuatro nombres. Patricio y la pequeña María Fe reían, pero minutos después, el pequeño drama familiar se superaba y la paz volvía a la mesa.

De esa amistad nació Paranoia, nuestra primera banda de la secundaria. En esos duros años para el Perú, nos las ingeniamos para coleccionar discos y hacer música. Aprendimos a componer, formamos bandas propias, tocamos en vivo y fuimos felices cuando Arena Hash llegó a la radio. En la época universitaria, fuimos parte de un circuito de bandas que recorría el país en medio de la violencia terrorista y la hiperinflación. No era fácil conseguir instrumentos y equipos, pero éramos bandas hermanas y nos prestábamos todo, hasta los músicos. Cuando Arena se alistaba para su primera gira nacional y Christian estaba varado en Miami, no dudaste en llamarme para tocar el teclado y sacarlos del apuro. ¡Y cómo nos divertimos!

Desde entonces, brillaste como nadie. Tu música conmovió a millones y traspasó fronteras; nos regalaste un personaje entrañable y lleno de sabiduría popular; triunfaste en las condiciones más adversas, y formaste una bella familia. Me hace feliz saber que pude expresarte mi orgullo y admiración. Hoy extraño tanto filosofar contigo de ciencia y religión, de arte y de política, de la vida y el amor. No he tenido ni volveré a tener un amigo como tú, siempre generoso y alentando mis aventuras personales. Nunca olvidaré que siempre te la jugaste por mí. Yo te honraré con mi mejor versión. Pocos saben lo duros que fueron tus últimos años, pero si de algo doy fe es que encaraste tu destino en paz y con mucha valentía, rodeado de cariño. Gracias, nos diste una gran lección de vida. Descansa en paz, querido genio. El Perú que tanto amaste te lleva por siempre en su corazón.

Perú21 ePaper, y pruébalo gratis.

VIDEO RECOMENDADO

Fernando Rospigliosi: “Uno de los cambios de Dina Boluarte debería ser Alberto Otárola”


TAGS RELACIONADOS