(Foto: iStock)
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Estudiar no está mal, es una de las llaves para el progreso, pero vivir en modo “programados para subsistir” eso sí asusta. En estos tiempos, donde parece que los años son meses y los meses, semanas, el conocimiento no deja de actualizarse constantemente. Entonces, al margen del esfuerzo económico y mental de los estudiantes, profesionales y familias, debería haber una concientización, un conocimiento del propósito. El objetivo va de la mano con la carrera. Y de esa forma, se pueden incrementar las probabilidades de éxito empezando desde lo interno. Eso se reflejará en un mejor servicio entre todos; en caso contrario, vendrá la frustración (mal humor), la falta de valores (corrupción), la falta de esfuerzo y disciplina (desmotivación), el apuro (falta de compromiso), entre otros factores que influirán en el mal manejo de los recursos que tenga la persona, y nuevamente se repetirá la carrera en esa rueda de hámster: países que viven solo cumpliendo lo que dicta un guion, y bajo la línea del desarrollo cultural, económico y demás.

Un país es el promedio de las grandes mayorías, y el resultado lo vemos en nuestra política, economía, empresariado, en el sistema mismo. Nos quejamos de la situación, pero sin una mayor cantidad de profesionales que aprendan a mejorar el manejo de sus recursos, peores familias y empresas tendremos.

Algunos piensan que con el solo hecho de tener un cartón las puertas del mundo se abren. Craso error. Se abre a quienes han sabido manejar los recursos internos y los materiales. Las familias tienen una gran responsabilidad, el gran compromiso de hacer entender a las nuevas generaciones que deben tomar conciencia de sus acciones, conocimiento de sus propósitos y visión de futuro, un futuro de humanos prósperos (bienestar integral). Nos vemos en @dalireyes.prosperos.


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El Diario de Emilia I Por Melissa Arbocco.