[Opinión] César Luna Victoria: Secreto a voces
[Opinión] César Luna Victoria: Secreto a voces

Cada año se empieza con algo de más y con algo de menos. Entre lo que tenemos de más están esos kilos por tanto festejo y, entre lo que tendremos de menos, está el secreto bancario. La historia es corta.

El año pasado amanecimos con una noticia: los bancos debían entregar a la Sunat toda nuestra información financiera. Susto y protesta hasta que algunos expertos devolvieron la calma. Era inconstitucional porque violaba el secreto bancario, nos dijeron.

La historia terminó hace poco. Las demandas no prosperaron. El Tribunal Constitucional estableció que era constitucional.

La sentencia definitiva pasó desapercibida porque andamos en otra, pero ahora es inevitable. Ninguna sorpresa. No importan las volteretas para argumentar. Como en todo debate, hay razones para todos los gustos. Pero, si el asunto se iba a dirimir en el Tribunal Constitucional, la clave era identificar qué pensaban sus magistrados. Pues bien, en varios casos ese tribunal había establecido que, si entraban en conflicto, las obligaciones sociales (como la de pagar impuestos) prevalecía sobre los derechos individuales (como el secreto bancario).

Este era el diagnóstico: de los siete magistrados del tribunal, solo tres preferían los derechos individuales. Como se necesitaban cinco para declarar inconstitucional una ley, era necesario que dos de los otros cuatro magistrados se voltearan. Muy difícil y así fue: uno falleció y los otros tres votaron en contra. Totalmente previsible.

Ahora es constitucional que nuestra data financiera fluya a la Sunat. Primera lección: el Derecho no es lo que opinan los expertos, sino lo que sentencian los tribunales. Pero el tema va más allá. Aunque no lo crea, nuestra data financiera es púbica. La tienen los almacenes generales (Ripley, Falabella, Wong, Vivanda) y las redes (Facebook, Instagram, LinkedIn). Saben qué hacemos, cuánto ganamos, qué compramos. Era cuestión de tiempo que la Sunat también tuviese nuestro perfil financiero.

Aún más, el tema excede las fronteras locales. Ahora los bancos de todas partes, sobre todo los de paraísos fiscales, urgidos de conocer a su cliente (KYC, Know Your Customer) para evitar ser cómplices de lavados de dinero, son las nuevas Sunat’s, porque exigen certificaciones de que el dinero que se mueve no solo es lícito, sino, además, que ha pagado sus impuestos.

No reconocer ganancias ya no saldrá a cuenta. Segunda lección: la privacidad es un recuerdo, la modernidad nos ha desnudado, pagar impuestos será fiscalizado universalmente. Bienvenidos a este nuevo mundo.

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