[Opinión] Carlos Bruce: “Cuando ya nada nos indigna”

En tiempos normales, una denuncia de que el presidente de la República habría plagiado su tesis para obtener su maestría habría generado un terremoto grado 8 en el ambiente político nacional. Pero después de todo lo que hemos visto de este gobierno, con las justas ha sido un temblor, nada más.

El secretario del presidente y sus sobrinos acusados de corrupción, 20 mil dólares encontrados en un baño en Palacio, ministros y altos funcionarios prontuariados, parientes de ministros contratando con el Estado, el jefe del partido de gobierno sentenciado por corrupción, etc., son las razones que explican por qué ya nada nos indigna ni sorprende. La velocidad y variedad de escándalos que se han producido en solo nueve meses de gobierno han deteriorado los estándares éticos y morales de la política peruana a niveles que nunca habíamos visto antes.

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Estos hechos y la ausencia de un liderazgo amplio que tenga ascendencia sobre los grupos de derecha, conservadores y liberales, e izquierda moderada, han generado que la calle no reaccione con la contundencia como lo hizo contra Merino con mucho menos razones válidas.

La posibilidad de una vacancia está descartada porque no se tienen los 87 votos en el Congreso. El único camino factible es el adelanto de elecciones generales, que solo requiere de 66 votos. Se necesitan de dos legislaturas y nueve meses para organizarlas, pero es la única forma de tener un nuevo gobierno y Parlamento para el próximo año.

Mientras tanto, se podría ir aprobando reformas electorales como las que ha presentado la congresista Adriana Tudela: reelección, cámara de Senadores, distritos uninominales, entre otras, a fin de mejorar nuestro sistema de representación.

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