/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229170
Percy Medina por nueva Mesa Directiva: "Tenemos que estar vigilantes"
/getHTML/media/1229169
Carlos Basombrío: "La lista que salga será más de lo mismo"
/getHTML/media/1228869
Iván Arenas: "Hay riesgos si APP asume Mesa Directiva"
PUBLICIDAD

[OPINIÓN] Anthony Laub: “¿Qué nos estamos haciendo?”

Nada infunde más pánico que una Fiscalía politizada (viene de siempre) y un Poder Judicial indiferente que trafica con sus decisiones.

Imagen
[OPINIÓN] Anthony Laub: “¿Qué nos estamos haciendo?”. (Foto: Ministerio Público)
Fecha Actualización
El Perú es una pesadilla. Vivimos una lucha intestina por el poder, en la que los personajes más funestos y opacos batallan para hacerse de lo poco que queda de esta fallida nación; mientras los buenos miran o se voltean para no ver. No hay día en el que no se destape un nuevo escándalo político, judicial o empresarial.
La Fiscalía de la Nación es la gran batalla que definirá quién controla el país. Acá no hay santos, ni buenos, ni pulcros ni luchadores de la justicia. Son todos carroñeros que esperan agazapados para dar su zarpazo y hacerse de la “institución” que hoy tiene más poder.
Nada infunde más pánico que una Fiscalía politizada (viene de siempre) y un Poder Judicial indiferente que trafica con sus decisiones.
Salvo por el BCR, nada funciona. El Gobierno es inoperante, el Congreso un lenocinio, el Poder Judicial un sumidero, la Policía una melcocha, los reguladores traban todo, los municipios y gobiernos regionales son feudos medievales, las empresas públicas son cotos de caza, la prensa es un mamarracho, los empresarios son mercantilistas y los ciudadanos somos unos fantoches. Y alrededor de todo esto, pululan los pseudomoralistas que lo agitan todo. Así estamos y eso somos.
No tenemos un norte común y saltamos como hienas a despellejar ese cadáver esmirriado y putrefacto en el que hemos convertido a nuestro país. No sorprende, pues, que casi todos estemos hartos y queden pocas ganas de seguir.
Necesitamos una tregua urgente. Esta ruta en la que estamos no tiene buen puerto y todos somos responsables. Debemos parar y repensarlo todo. Los que están en posición de liderazgo, ejérzanlo.
Estamos dejando que nuestros jóvenes se vayan del país, que nuestros niños no encuentren terreno fértil sobre el cual construir el mañana y en el medio estamos los demás destrozándonos para sobrevivir.
Hay país de sobra para todos. ¡Construyamos!