“Hace casi un mes que cortaron el agua y la vía de acceso por tren a Cuajone (la tienen sitiada)”.
“Hace casi un mes que cortaron el agua y la vía de acceso por tren a Cuajone (la tienen sitiada)”.

Hace casi un mes que cortaron el agua y la vía de acceso por tren a Cuajone (la tienen sitiada). Y el domingo último, gente extremista, extorsionadora, enardecida y vandálica incendió la garita de ingreso, atacando a la población civil, trabajadores e instalaciones de su campamento.

Estas y otras situaciones pasan en el Perú. Si preguntamos, ¿qué es del Gobierno y sus fuerzas del orden? Sentimos una voz que nos lacera, diciendo: “Bien, gracias, aquí, esperando la destrucción de las empresas privadas, de sus poblados circundantes, de los trabajadores formales y de todo aquello que esté bien o luchando por estarlo”. Nos resuena también en el tímpano, con total displicencia: “¿Qué?, ¿te sorprende? No nos interesa que el país camine, queremos paralizarlo, tomarlo en nuestras manos y deshacerlo. ¿No recuerdas que somos marxistas leninistas y que queremos una nueva Constitución? ¿No estás al tanto de que nos interesa solo la “sopa de Herodes” para ti? Y ah, ¿quién te ha engañado? No nos importa la seguridad ni la protección de las personas. ¡Entiéndelo! Estamos ganando tiempo para nuestra ansiada y lucrativa narco dictadura comunista. Y ¡oye! no me distraigas con contenidos humanitarios ni derechos de quienes no pertenecen al pueblo”.

Y terminan diciendo: “Tenlo clarito, no vamos a ejercer las facultades para restablecer la paz en el Perú. Queremos destruir las bases del país que pertenece a nosotros, no a ustedes, porque ustedes no son del pueblo. Y, ojo, mientras eso viene pasando, ganamos tiempo y nos hacemos ricos, a través de la corrupción y la delincuencia, con las fachadas de la revolución y la siembra de odio. ¿Lo entiendes ahora? Bien, nos gusta que lo pases mal: todo es premeditado”.


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