“Gracias TC por hacernos sentir en paz y redimir al Perú del abuso y la arbitrariedad”. 
 (Foto: Jorge Cerdán)
“Gracias TC por hacernos sentir en paz y redimir al Perú del abuso y la arbitrariedad”. (Foto: Jorge Cerdán)

El Congreso demandó al Poder Ejecutivo por abuso de competencia ante el Tribunal Constitucional (TC), por declarar falsa negación de cuestión confianza. El Congreso la rechazó de plano por prohibida. Estuvo conectada a la exigencia de derogar una Ley que fortalece el proceso de aprobación de leyes de reforma constitucional.

Al rechazar de plano una cosa no negó la confianza a nadie. Solo aplicó una ley a una cosa prohibida y, así, defendió las competencias del Congreso, los principios de separación de poderes, el Estado de derecho y el régimen republicano de gobierno, todos desarrollados en la Constitución.

El ejercicio indebido de una competencia del Ejecutivo pudo ocasionar menoscabos en las competencias exclusivas y excluyentes del Congreso, dado que el Ejecutivo interfirió en modo completamente arbitrario en el ejercicio de dichas atribuciones, convirtiéndose en un intérprete aberrante de la cuestión de confianza.

Para el TC, la solicitud de medida cautelar de la demanda competencial del Congreso estuvo clara y más que sólidamente sustentada. El TC supo que había peligro en la demora y que urgía su pronunciamiento, así como su rol moderador y pacificador de conflictos. Así, el TC resolvió ayer con inmediatez: SUSPENDER cualquier efecto que pudiera derivarse de la decisión del Ejecutivo de interpretar como denegada la confianza a la que se refiere el Acta de la sesión del Consejo de Ministros del 24 de noviembre, sin que se considere para los efectos de la disolución del Congreso, y DISPONER que el Ejecutivo no altere la situación de hecho y de derecho del Congreso en relación con su interpretación de denegatoria de cuestión de confianza, así como de su no correspondiente posibilidad de disolver el Congreso.

Gracias TC por hacernos sentir en paz y redimir al Perú del abuso y la arbitrariedad. Tus resoluciones son nuestro alimento espiritual para luchar por la ley y la Constitución.

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