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[Opinión] Alfredo Ferrero: Perú no es escuelita, ineptitud presidencial alarmante
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Seis meses, cuatro gabinetes, varias oportunidades para enmendar, pero fue incapaz de realizar una convocatoria de ancha base. Ahora, de premier, el exaltado Aníbal Torres. La desaprobación crece, Castillo muestra incapacidad al actuar y hablar. La apertura a la prensa debió servir para comunicar mejor, pero desnudó su falta de preparación. El ‘prosor’ ha desprestigiado el oficio y ha devaluado el lápiz como símbolo de enseñanza. Los problemas no son solo los gabinetes sino Castillo, la crisis política ha sido constante desde que asumió.
Un Gobierno plagado de escándalos en 6 meses: indicios de corrupción, nombramientos discutibles, copamiento del Estado con gente no calificada, impactando en crecimiento, reactivación y aumentando incertidumbre e inestabilidad.
No es consuelo que un Castillo pro chavista pudo ser peor, el país no puede resignarse a tamaña inoperancia y mediocridad; aun sin implantar “el modelo socialista del siglo XXI”, no es un ‘mal menor’.
El pésimo gobierno y el tránsito de comunista a inoperante (¿sinónimos?) le costará políticamente a la izquierda y a los caviares que lo apoyaron, aunque pretendan desmarcarse del fracaso.
‘No estar preparado para gobernar’ no es excusa para ‘suplicar piedad’ y aguantarlo 5 años. El pedido de renuncia tiene sustento, la ciudadanía movilizada puede forzar la renuncia, aunque no quiera irse; la vacancia sigue en agenda buscando cauces constitucionales.
La incapacidad para gobernar de Castillo no tiene relación con su origen provinciano, campesino, o de rondero. El alegato de discriminación es usado como excusa para justificar su falta de preparación e inteligencia. Su referencia permanente al ‘pueblo’ (a quien más perjudica) no genera empatía, sino cada vez más rechazo. La palabra pueblo es utilizada como “refugio para referirse a todo sin decir nada” (Tuesta Soldevilla).
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