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[Opinión] Alfredo Ferrero: Año para el olvido
Columna de Alfredo Ferrero
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El Perú recibe su Bicentenario con el peor presidente de la historia; no es el único mandatario acusado de corrupción, pero sí el más incapaz. Llegó con los votos de la izquierda y el antifujimorismo. El Perú es hoy un país en franco retroceso, sin institucionalidad ni meritocracia; sin planes para reactivar la economía, ni convocar a la inversión privada; sin capacidad de gestión y con alarmantes indicios de corrupción que parecen extenderse al círculo familiar más cercano del presidente. Cambios permanentes de ministros, sin preparación para el cargo, y gabinetes sin rumbo acentúan desgaste presidencial que terminará arrastrando a Cerrón, Perú Libre y la izquierda que apostó por un incompetente. En la campaña presidencial se vislumbraba la precariedad en ideas, propuestas y capacidad; aun así, el 50% de los peruanos votó por él.
Enfrentamientos con el Congreso, Fiscalía, prensa y sector privado son constantes. La oposición no presenta soluciones ni liderazgo. La población percibe al Congreso como parte del problema. Con 74% de desaprobación, los peruanos se preguntan hasta cuándo será Castillo presidente. Piden que se vayan todos, aunque algunas bancadas han sido un freno para iniciativas de Cerrón y Castillo, que se ‘pasea’ en consejos descentralizados prometiendo lo que no podrá cumplir.
En un continente teñido de rojo, el Perú ‘destaca’ con un gobernante que se esconde de la Comisión de Fiscalización del Congreso y de la prensa.
El Perú es un país fraccionado, tal vez más que cuando nos independizamos. El Bicentenario será un año para el olvido.
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