[Opinión] Aldo Mariátegui: Villarán o el fin de la izquierda limeña

Visto desde los años, lo mejor que le pudo haber pasado a Susana Villarán habría sido ser revocada: eso le hubiera evitado caer en la tentación brasileña y no estaría enfrentando ahora una larga carcelería, junto a varios. De que es culpable, hay poca duda. De que esos 29 años de prisión que han pedido para ella es un exceso absurdo también. No ha puesto un coche-bomba como para encerrarla casi tres décadas. Insisto en que a los legisladores se les ha pasado la mano en su afán de hacer populismo penal (que además poco ha servido contra el crimen).

Me imagino que Villarán y los implicados (tal como Nadine y los suyos) ahora estarán apostando a llegar a la Sala que preside su simpatizante César San Martín (CSM) para lograr una condena benevolente (a este CSM aún le quedan cuatro años más en el PJ antes de jubilarse). La caída de Villarán enterró a la izquierda limeña, que siempre se jactó de ser la conciencia del país. Políticos como Maritza Glave, Anel Townsend, e Indira Huilca o todos esos artistas tontos útiles que fueron manipulados por Favre para esa campaña del NO quedaron como eternos palos de gallinero (una pena que, por incitación del nefasto seudogurú Tuesta Soldevilla, se haya vuelto casi imposible hacer otra revocatoria limeña).

Pero el relevo provinciano izquierdista también ha quedado igual: Goyo Santos preso por ladrón, Verónika Mendoza la mucama de la corrupta Nadine, Castillo y su combo no se va a escapar de la prisión y Cerrón con Perú Libre podrían poner una picantería por la cantidad de “anticuchos” que sazonaron. Lamentablemente, el votante de izquierda de provincias suele ser muy tolerante -por afinidad, resentimiento o ignorancia- con sus favoritos y seguramente muchos creerán que Goyo y Castillo son unas víctimas. Pero creo que por lo menos en Lima la izquierda ya está fulminada, más aún con este desgobierno castillista.

PD: Patético el cabecilla caviar Diego García Sayán amenazando a la fiscal Benavides ayer en La República. ¡Qué asco!