[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Mohme, los ignorantes y lo que es el facismo”. (Foto: BBC)
[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Mohme, los ignorantes y lo que es el facismo”. (Foto: BBC)

Me causa entre risa y pena cómo se usa la palabra “fascista” con tanta ligereza en nuestro país. El fascismo tiene unas características muy propias: un líder máximo carismático y absoluto, un partido jerarquizado y sólido detrás, un nacionalismo esencialista en su ideología, un militarismo expansionista agresivo, dirigismo y estatismo primordiales en lo económico, un gremialismo en lo productivo, una vocación totalitaria para abarcar todos los aspectos de la vida, un férreo control de la educación, una “romantización” de un supuesto pasado glorioso… Fascista fue el primer Perón y lo es Maduro. Fascistoide fueron el Sánchez Cerro de la Unión Revolucionaria y el Velasco del septenato (que cumplían con alguna de las características mencionadas) o el APRA auroral. Fascista es Antauro Humala. Ni siquiera Pinochet fue fascista como afirman algunos rojos; aspectos como su total liberalismo económico, su indiferencia ante la esfera de la vida privada y su ausencia de un partido gubernamental lo alejan completamente de esa categoría y lo ubican como un típico dictador de derechas, tal como el peruano Odría, el argentino Onganía o el venezolano Pérez Jiménez.

Por eso, acusar a la tan extraviada y frágil Dina Boluarte o la horda de ‘La Resistencia’ de “fascistas” es de ignorantes o de demagogos. Lo que pasa es que es una palabra con impacto. Por eso, el mañoso de Mohme la usó ayer solo para titular la portada de su edición limeña (“Ministra ordenó recibir a grupo fascista”) y, en cambio, colocó otro (“Ministra ordenó recibir a grupo violentista de derecha”) para sus ediciones provincianas del sur y norte. Lo primero le funciona en la politizada Lima y lo segundo lo pone adrede para ensuciar a la derecha en provincias. Más bien Mohme debería recordar que su padre fue un incondicional servidor de la dictadura fascistoide de Velasco (como también su actual secretario Mirko Lauer), después de traicionar a Belaunde e irse con la fantasmal “Acción Popular Socialista”.