"Y el simpático chato Gustavo usó su verborrea para timar a muchos con el cuento del dólar barato: se suponía que te conseguía dólares a precios muy bajos por tus soles o por otros dólares..." (Foto: GEC)
"Y el simpático chato Gustavo usó su verborrea para timar a muchos con el cuento del dólar barato: se suponía que te conseguía dólares a precios muy bajos por tus soles o por otros dólares..." (Foto: GEC)

Leo esta increíble estafa a nada menos que tres exministros y me acuerdo de otras sonadas trafas pitucas pasadas que le sucedieron a gente que uno creería inmune a estas trampas evidentes. No voy a mentar apellidos porque pasaron ya muchos años y la gente se redime, pero un socialité limeño apodado “Fechi” se “almorzó” con muy buena plata al entonces mejor economista del Perú y a varios connotados empresarios con unas inversiones en Miami, allá por 1996 (me acuerdo que Lúcar le dio mucha cobertura).

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Y en Derecho-PUCP me crucé en los 80 con dos leyendas jóvenes del cabezazo: Patrick y el chato Gustavo. El pitucón británico Patrick era más tímido que sobrado y tenía una carita de no matar una mosca, pero hizo un forado muy grande -de varios millones de dólares- en una agencia de bolsa (¡y tras perforar antes otra!), lo que explicaba la vida lujosa que llevaba con su simple sueldo de juvenil bróker.

Y el simpático chato Gustavo usó su verborrea para timar a muchos con el cuento del dólar barato: se suponía que te conseguía dólares a precios muy bajos por tus soles o por otros dólares. Esto en la época de Alan 1, cuando estaba prohibida la venta de dólares y los que se conseguían eran muy caros. Aún le veo palabreando a los demás en la universidad, siempre muy pálido y ordenando su agitado mechón frontal de pelo cano al gesticular. Tras “cabecear” a mucha gente (hasta amigos muy cercanos y familiares), el chato Gustavo fugó a Texas (hay quienes juran que le han visto por Chile, metido en el negocio de alimentos).

En cambio, Fechi y Patrick sí la pagaron al ser atrapados. ¡Estos tres -que jugaban solos sus partidos, mismos lobos esteparios- superaron a Valeriano López como insignes cabeceadores! ¡Y tenían menos de 30 años!

También por esos años noventeros hubo otro “niñito bien” que alquiló 20 autos, adulteró papeles, los vendió y fugó a Bolivia con medio millón de dólares. Otro de esos angelitos sanisidrinos le robó US$ 400 mil al BCP en 1977 y se escapó a Argentina.

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Patricia Roman abogada de Lucía Velarde