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[OPINIÓN] Adrián Simons Pino: El asedio a las cortes
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“La Constitución es nuestra, no de la oposición. Si nosotros hacemos un acto, es constitucional, y no debemos dejarnos engañar porque ellos la aduzcan. Nosotros somos los guardianes y sabemos qué es y qué no es constitucional (…). Frente a un caso ustedes tienen que pensar primero cuáles son los lineamientos del gobierno porque ese es el que ejecuta directamente la Constitución; en segundo lugar, ustedes deben mirar si el reclamo de la revolución exige o no un sacrificio de ese derecho; porque si lo exige, debe primar ese sacrificio”.
Por increíble que parezca, este fue el discurso de la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, en el acto de instalación del año judicial 2009. Ese discurso representó la abdicación del Poder Judicial ante el poder político. En pleno gobierno de Hugo Chávez.
Nuestras débiles democracias latinoamericanas están en permanente riesgo ante los regímenes populistas. Si no estamos alertas, ese virus autoritario se puede expandir sin control alguno en nuestra región. Veamos los últimos arrebatos.
MÉXICO
Andrés Manuel López Obrador, más conocido como AMLO, ha iniciado una campaña para que el Poder Judicial mexicano se “obradorice” (como lo indican sus partidarios en el Congreso), luego de que la Corte Suprema mexicana ejerciera controles constitucionales a una serie de actos del gobierno que atentaban contra el Estado de derecho. En efecto, la reacción de AMLO y su partido MORENA ha sido la de promover una reforma constitucional para que los jueces de la Corte Suprema sean elegidos por votación popular. Pero quiere asegurarse, como lo hizo Hugo Chávez, que los “nuevos” jueces no interfieran en sus planes de lo que han denominado “el gobierno de la Cuarta Transformación”.
¿Cómo lo quieren hacer? Muy fácil: los futuros candidatos para el cargo de la Corte Suprema serán propuestos de la siguiente manera: (i) 10 por parte del presidente, (ii) 10 por parte del Congreso y (iii) 10 por parte del Poder Judicial. El Senado decidirá si los candidatos propuestos cumplen los requisitos. Y la cereza del postre: se reduciría el número de jueces supremos de 11 a 9. Y, para declarar inconstitucional una ley, se necesitarían 8 votos. Así, ninguna norma podría ser objeto de control real.
COLOMBIA
El presidente Gustavo Petro, al igual que AMLO, está confrontado con la Corte Suprema de su país. Dicha Corte tiene que nombrar a la nueva fiscal general, de la terna que ha enviado. Y, para presionar a los jueces supremos, no tuvo mejor idea que usar su cuenta en X para convocar a las masas y “solicitar al pueblo la máxima movilización popular por la decencia”. Como consecuencia de esa arenga, el edificio de la Corte fue cercado por una muchedumbre. El presidente de la Corte Suprema, en una declaración pública, condenó el asedio y el riesgo a la integridad física de los magistrados y el personal judicial.
Así, en nuestra pequeña aldea latinoamericana, vemos cómo los populistas AMLO y Petro pretenden tomar por asalto las Cortes. Porque no hay nada más incómodo para un aprendiz de dictador (léase populista) que un juez independiente controle los excesos del poder.
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