Michel Temer ha sido acusado de supuestas obstrucción a la justicia y asociación ilícita. (Efe)
Michel Temer ha sido acusado de supuestas obstrucción a la justicia y asociación ilícita. (Efe)

El 2017 ha sido un año difícil, con resultados contrapuestos y una sensación de insatisfacción en los actores políticos y económicos.

Después de los grandes cambios de 2016, el 2017 termina evidenciando el fin de la recesión económica, la eliminación del impuesto sindical, la caída de la inflación de 11% a 4% y la caída de la tasa de interés de 14% a 7%.

Pero también termina manteniendo el principal factor de déficit fiscal: el viejo sistema de pensiones. La popularidad de Michel Temer es de solo 5%, y su gobierno no cae porque ningún partido quiere que caiga.El año 2018 se anuncia lleno de desafíos. La economía va a crecer 3%, pero los beneficios no van a ser suficientes para contrarrestar la caída de 7% del PBI per cápita ocurrida en los dos años de la crisis económica. El malestar social, entonces, va a seguir igual o peor.

Los políticos corruptos están haciendo todo para evitar la renovación del país, buscando garantizar su reelección y poniendo trabas a los candidatos que no son parte de las grandes mafias que hoy controlan las cámaras.

La reforma del sistema de pensiones, una medida impopular, no se ha realizado en 2017 y tendrá que ser hecha en plena campaña presidencial.

Pero es en el terreno de las ideas políticas que las cosas van a ser más complicadas. Las elecciones presidenciales mostrarán un país polarizado con dificultades de diálogo, y los perdedores, cualquiera que sea el desenlace, difícilmente van a aceptar los resultados electorales.

Lo positivo es que el interés por la cosa pública ha crecido y los populistas han perdido la hegemonía de las últimas décadas. El debate público podrá ser más abierto que antes.