Donald Trump reconoció que en algún momento podría perder confianza en el líder norcoreano, Kim Jong-un. (Foto: EFE)
Donald Trump reconoció que en algún momento podría perder confianza en el líder norcoreano, Kim Jong-un. (Foto: EFE)

Muchos piensan que la migración de mexicanos a EE.UU. es la búsqueda de una oportunidad para establecerse allí, huyendo de la pobreza extrema.

Sin embargo, según la data analizada por Douglas Masey, los mexicanos que migran lo hacen buscando movilidad social: suelen tener un empleo e ingreso en México, pero quieren alcanzar una meta de ahorros que no pueden con sus ocupaciones habituales. Estos recursos adicionales van para la compra de un inmueble en su país, aumentar sus tierras de cultivo, y hasta mejoras en educación. Más aún, sostiene Masey, una vez alcanzada la meta, era usual que retornasen a su país.

Paradójicamente, las restricciones al ingreso de migrantes no han parado el flujo de indocumentados, sino que ha frenado el flujo de salida, que mantenía la tasa de crecimiento de indocumentados a niveles muy bajos.

Ensayando una explicación, tal vez las mayores restricciones hayan cambiado el perfil de los migrantes, de personas que requieren un ingreso adicional pero no están dispuestos a correr tantos riesgos, a otros que tienen poco que perder.

Ahora pasemos a los tomates, porque EE.UU. no está frenando solo el flujo de personas, sino también de bienes; con ello, hace más difícil que los mexicanos tengan buenas oportunidades en su país y hace más atractiva la idea de migrar. Imponiendo un arancel de 17.5% a los tomates mexicanos que hoy representan la mitad del consumo, EE.UU. está precarizando la situación de los agricultores mexicanos (por ahora, este sector). Los beneficiados serán los agricultores de Florida (que podrán vender sus tomates a mayores precios) y los perjudicados también serán los consumidores que pagarán precios más altos. Cuestión de pensar antes de restringir libertades.

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