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Terapia intensiva SOS

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El congresista de Acción Popular, Yonhy Lescano, pidió licencia a la Comisión de Ética que está evaluando la denuncia en su contra por acoso sexual. (Foto: Hugo Pérez / GEC)
Fecha Actualización
Juzgado de familia sienta precedente y ordena al congresista Yonhy Lescano a someterse a terapia psicológica. Además, le prohíbe mencionar a la víctima, humillarla y acercársele. Son medidas preventivas para evitar intentos de descalificación a la comunicadora acosada a través de chats ahora públicos.
Aunque es sumamente relevante que haya medidas de cautela con una autoridad poderosa, es necesario internalizar y asimilar que esas conductas de quienes ostentan puestos de poder y otras manifestaciones cotidianas de violencia de género, discriminación y abuso, se han naturalizado en nuestra sociedad.
Escuchaba una intervención del flamante presidente del Consejo de ministros, Salvador del Solar, al responder sobre la paridad en su gabinete.
En corto, igual número de mujeres competentes en el Consejo de Ministros equivalen a un acto de justicia. Y tiene razón. Estamos acostumbrados a que en los puestos de decisión más importantes del Perú haya un número infinitamente menor de mujeres. En el directorio del BCR no hay mujeres. En el TC hay una sola y podríamos seguir graficando la mayoría de cargos en los que no hay mujeres o hay pocas.
Además, una mujer triplica su esfuerzo entre la casa, el estudio y el trabajo. No solo tenemos que lidiar con los patrones machistas que impone una sociedad que agrede en casi todos los niveles, sino imponerse en capacidades por encima del promedio masculino.
Por eso, cuando preguntan por qué hay un Día de la Mujer, por qué hay un Ministerio de la Mujer, por qué es noticia que a las mujeres las acosen, las violen, las violenten o las maten, si también les podría ocurrir a los hombres, las cifras caen encima de las cabezas masculinas como ladrillos, uno tras otro.
La paridad es un acto de justicia y un intento por corregir la disfunción social y la injusticia de centurias. El poder y la autoridad deben recaer por igual en mujeres y hombres capaces, que los hay. En ese momento dejaríamos de hablar de diferencias.
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