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Pa’ cojinovas...

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Pa’ cojinovas... (GEC)
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Ni es gratuito ni impensado. Odebrecht es toda una caja de Pandora que parece tomarnos el pelo a granel. Estamos “felices” por los expresidentes investigados, encarcelados o en vías de estarlo, los “muertos” y demás del caso Lava Jato, pero es evidente que las capacidades de persuasión que tienen los de la constructora nos dejan boquiabiertos.
El procurador ad hoc Jorge Ramírez, representante de proteger los derechos del Estado, fue despedido intempestivamente, mediante resolución en El Peruano, tras conocerse que él mismo procuró una reunión entre los representantes de la mafiosa empresa y el ahora renunciante ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Liu. Sus amigos dicen que su intención era disuadir a Odebrecht, junto a representantes del Ejecutivo, para que desista de la demanda ante el Ciadi por el Gasoducto. Pregunta que cae del árbol: ¿conocían el premier Vicente Zeballos y la titular del Minjus, la Dra. Revilla, los detalles de este encuentro o seguían en modo Navidad? Odebrecht estaba esperando claramente el pago de Chaglla, que ya se dio, y además, que se cumplan los plazos para demandar al Perú. Como sostiene Ricardo Uceda en “El Informante”, el Sicresi (Sistema de Respuesta del Estado), entidad que depende del MEF, que debe alertar, prevenir, coordinar acciones para protegernos, ha fallado contundentemente. ¿Quién paga hoy el descuido? Odebrecht no solo nos ha sumergido en el peor escándalo de coimas de las últimas décadas, sino que también puede seguir aleteando y pretendiendo una indemnización millonaria. Sin un liderazgo que nos prevenga de la voracidad de Odebrecht, seguiremos siendo bien cojinovas.
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