Lo que no te jala el ojo. (Foto: archivo)
Lo que no te jala el ojo. (Foto: archivo)

Una realidad que trasciende titulares diarios tiene que ver con la columna de hoy. ¿Sabías que en el Perú, donde el PBI sigue creciendo, hay 3 millones 100 mil compatriotas que se acuestan cada día con hambre y que esa dolorosa cifra no se puede bajar desde 2015? (Datos de la FAO). ¿Sabías que el 45% de las muertes de niños prematuros están vinculadas a la malnutrición? ¿Sabías que entre enero y agosto de 2019, 1,291 bebés prematuros fallecieron en nuestra patria de un total de 17 mil? ¿Sabías que la anemia dejó de bajar desde 2011? ¿Sabías que el promedio de anemia en nuestro país es del 40% y, por lo menos, el 67.7% de niños en Puno, entre cero y tres años, no alcanzan ni remotamente niveles básicos alimentación? ¿Sabías que esos pequeños que en los primeros años de vida no recibieron ni buena alimentación ni afecto, ni estimulación temprana adecuada, están sentenciados a ser muy poco productivos y no podrán tener oportunidades competitivas? ¿Sabías que en los primeros tres meses de vida de una criatura se logra alcanzar la mitad del tamaño de un cerebro adulto? Muchos problemas que sufre una sociedad adulta, como cardiopatías, obesidad, incluso proclividad a la delincuencia y deficiente alfabetización, pueden tener su origen en la primera infancia. Todos los días tenemos indicadores en educación, salud física y mental, en el manejo de la violencia, en el impacto de la inseguridad, que se sustentan en el débil o nulo cimiento nutricional y afectivo por el que pasa una cantidad de peruanos cuando nacen y en sus primeros años de vida. Dicho esto, lo que percibe, al no hablarse de estos temas, es que nosotros (los medios), los ciudadanos y las autoridades no estamos poniendo el dedo en el origen de la llaga. OJO.

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