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La feminización de los hogares
“La falta de oportunidades, la excesiva carga doméstica y la falta de flexibilidad en el mercado laboral llevan a que en su mayoría las mujeres se desarrollen en el sector informal”.
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De acuerdo con el Censo 2017, 2’867,015 hogares en el Perú tienen como jefe de familia a una mujer. Esto es el 35% del total de hogares del país. Uno de cada tres.
En regiones como Tacna, el 40% de hogares es liderado por una mujer. El índice de jefas de hogar es más alto en los sectores socioeconómicos D y E de Lima. Mientras que desagregado por grupos etarios, el 48.5% de jefes de familia menores de 20 años son mujeres. Esto es uno de cada dos.
La falta de oportunidades, la excesiva carga doméstica y la falta de flexibilidad en el mercado laboral llevan a que en su mayoría las mujeres se desarrollen en el sector informal, caracterizado por su precariedad, subempleo, aislamiento e inestabilidad. Según un estudio de Cepal, el 65% de las mujeres peruanas desarrolla actividades económicas en el sector informal.
De acuerdo con el Estudio de Pobreza Multidimensional de PNUD, la feminización de la fuerza laboral es una de las tres trasformaciones estructurales que explican el avance social y la reducción de pobreza en América Latina (AL). Y, sin embargo, siete de los diez países con mayor incidencia de violencia contra la mujer están en AL (BID, 2018).
Los estereotipos y las normas sociales de género llevan a que los empleadores no siempre les den oportunidades de ascenso y capacitación a las mujeres. La idea de que las mujeres dejarán el trabajo cuando se embaracen o que su carga doméstica será mayor y por ello le dedicarán menos tiempo al trabajo es una barrera en el desarrollo profesional de las mujeres. Esta marcada inequidad de género impide que las mujeres lleguen a los puestos más altos dentro de las organizaciones.
Latinoamérica es la región del mundo con menor participación económica y oportunidades para las mujeres; sin embargo, presenta niveles superiores de logros educativos. A pesar de ello, por cada hora trabajada, una mujer recibe en promedio 40% menos que un hombre con las mismas características (Ñopo, 2016).
La mayoría de empresas en el Perú no tiene una política de igualdad de género ni tiene tampoco la diversidad como una de sus prioridades. El acoso sexual es considerado como la mayor manifestación de inequidad de género y ocurre en los centros de trabajo, debilitando el desempeño de los trabajadores. Es además una de las causas de que valiosos empleados abandonen la empresa.
Diversos estudios demuestran que no darles oportunidades a mujeres limita el desarrollo y crecimiento de las empresas. Y con ello el crecimiento económico del país. Uno de cada tres hogares, hoy, depende de una mujer.
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