La obesidad abdominal también aumenta el riesgo de mortalidad. (Internet)
La obesidad abdominal también aumenta el riesgo de mortalidad. (Internet)

La FAO presentó alarmantes cifras de sobrepeso y obesidad en la región. Perú logra un triste tercer puesto, más del 53% de los adultos con sobrepeso u obesos. Y, peor aún, con uno de cada tres niños entre 5 y 9 años con sobrepeso y obesidad. Grave.

Una población que come mal, sedentaria y que no cuida su organismo será una sociedad enferma. Tendremos más infartos y personas hipertensas y diabéticas debido a sus malas decisiones alimenticias y la falta de información sobre lo que comen.

Más enfermedades –que se pueden prevenir– traen más gastos en salud, para los propios gordos y sus familias, como para el Estado –es decir para todos nosotros–. Si el presupuesto de salud hoy no alcanza para atender las necesidades urgentes y las enfermedades inevitables, imagine cómo será cuando agreguemos grandes cantidades de enfermos que pudimos evitar. Mal para estos enfermos que podrían vivir sanos si hubieran comido mejor, y mal para el resto que verá cada vez menos recursos en salud para las enfermedades inevitables.

Desgraciadamente, el bienestar y la salud de los peruanos no son la prioridad de nuestros congresistas que han optado por un sistema de información nutricional en la comida procesada –galletas, jugos, leches y demás– complicado y engañoso, dejando de lado las mejores prácticas internacionales centradas en informar con mensajes claros, directos y fuertes, ubicados en la parte delantera de cada envase. Nuestro bienestar no es la prioridad de los congresistas que elegimos.

Quienes hoy han aprobado este despropósito en unos años reclamarán la urgente acción del Estado para solucionar la crisis de salud que ellos están generando.

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