Venezuela: fin del primer tiempo

O, también –simulando una partida de ajedrez–, ha terminado el tiempo de la “apertura” del juego. Tanto en el fútbol como en el ajedrez, desde el inicio de la contienda los adversarios ya muestran los aspectos decisivos de sus estrategias. En este caso, en una compleja guerra política que también, como diría mi amigo Víctor A. Ponce, tiene mucho de “guerra ideológica”.

La estrategia de los EE.UU. fue previamente concertada con Guaidó y la renaciente oposición venezolana. Consiguió el apoyo del Grupo de Lima, que –es conveniente señalarlo– después de unos días no compartieron la tesis agresiva de que “todas las alternativas están sobre la mesa”. Es diferente a la estrategia anterior de la oposición (mayo-julio de 2017) que fracasó después de las barricadas preinsurrección, que reprimidas por la Policía terminaron con más de 100 muertos. En derrota, se dividió la oposición.

En la actual estrategia más pesa lo político (bloqueo, confiscación de activos, aislamiento diplomático… y hasta un presidente provisional) que el uso de la violencia, como sí fue en la anterior. Salvo el intento de la asonada medio lumpen, incluido el incendio de los camiones, con que terminó el primer tiempo.

Seamos claros, la situación en Venezuela se agrava. Es verdad que el bloqueo y las confiscaciones en EE.UU. han echado gasolina a la fogata. Pero desde antes ya se veía una grave crisis en ciernes, responsabilidad del régimen de Maduro. Por eso la legitimidad con que se iniciaron estas revueltas encabezadas por Guaidó.

Ha fracasado la “batalla político-militar de decisión rápida”, que buscaba la división de las FF.AA. Pero mantener a Maduro lleva al abismo. Guaidó ya se quemó (pidió intervención de EE.UU.). La salida será pacífica y democrática.