Los últimos sucesos en Venezuela, fracasado golpe de Estado para unos o para otros, intento de asumir en los hechos las supuestas prerrogativas presidenciales de Guaidó, felizmente terminaron sin muertos. Pero el enfrentamiento es de pronóstico reservado.
Sin embargo, los 22 militares asilados en la embajada de Brasil y la protección de España al concederle a Leopoldo López y su familia el estatus de “huéspedes” en su embajada dicen mucho del resultado de la operación “Libertad”. Aunque también, la convocatoria a los altos, medios y bajos mandos de las FF.AA. a una concentración para afirmar su lealtad al presidente Maduro hay que tomarla muy en cuenta.
La verdad de la milanesa es que la coexistencia formal entre la Asamblea Nacional (Parlamento), con mayoría de la oposición, cuestionada por el Gobierno y que funciona sin poder alguno, y el absolutismo del poder apoyado por los militares ha llegado a su límite. El resultado de la confrontación se medirá en las calles, cuarteles y en la política internacional.
La operación “Libertad” se inició cuando un grupo de militares desertores, tropa y oficiales de baja graduación, en la madrugada del 30 de abril fueron a la casa de López, donde cumplía prisión domiciliaria. Le quitaron los grilletes y lo trasladaron adonde estaba Guaidó y su grupo, cerca de una base de la aviación militar.
De otro lado, el partido Voluntad Popular (VP), cuyo presidente es Leopoldo López y al cual pertenece Guaidó, se declara social demócrata y es miembro de la Internacional Socialista. Participa en la Mesa Unidad Democrática (MUD) –todos de la oposición–, la que derrotó al chavismo en las elecciones parlamentarias de 2015 con 112 elegidos (67%), de los cuales solo 14 (8%) son de VP.