Petro realizó una cumbre surrealista para reinsertar a Venezuela al sistema interamericano, señala el columnista.  (Foto: EFE/ Lenin Nolly)
Petro realizó una cumbre surrealista para reinsertar a Venezuela al sistema interamericano, señala el columnista. (Foto: EFE/ Lenin Nolly)

Tras proponer profundas reformas de salud y en el sistema de pensiones de Colombia en febrero, Gustavo Petro no consiguió el consenso del Congreso ni de la calle, y se dedicó durante dos meses a distraer la atención, convirtiéndose en el “canciller” de Nicolás Maduro en su visita a Biden, pidiéndole desmantelar las sanciones contra su régimen y, más recientemente, realizando una cumbre surrealista para reinsertar a Venezuela al sistema interamericano invitando a miembros de 20 países menos a representantes venezolanos.

Ante la crítica de muchos medios de comunicación de gobernar para los intereses de Maduro y dedicar su tiempo a intentar ser el líder continental de la izquierda con sus constantes ataques al gobierno de Dina Boluarte y al de Bukele en El Salvador, en lugar de atender las necesidades de los colombianos, Petro decidió hacer una removida radical de siete ministros, incluyendo a los de Hacienda, Interior y Salud.

El sistema de salud actual otorga una cobertura a trabajadores formales que, junto a sus empleadores, contribuyen con 12.5% de sus sueldos al fisco, cuestión que cubre a más del 90% de la población, nada mal comparado con la mayoría de los países de América Latina. Petro quiere que más de 600 municipios que no tienen puestos de salud, sobre todo en zonas rurales, tengan cobertura y eso es loable, pero su objetivo es eliminar a las entidades privadas que se encargan de manejar el sistema exitosamente desde hace 29 años, estatizando el sistema, una fórmula que ha demostrado consistentemente ser una receta para que los gobiernos y sus grandes burocracias lo corrompan y lo hagan colapsar.

Es por eso que hay desacuerdo con el Congreso sobre la reforma y, en lugar de flexibilizar posiciones, Petro radicaliza su discurso y busca polarizar al país, como suelen hacerlo los aspirantes a autócratas.

Los colombianos fueron advertidos antes de las elecciones que un exmiembro del M-19 que no criticaba a Maduro no podía garantizarles su democracia ni su progreso. Ojo avizor.