Ahora le tocó a Biden, con la filtración de más de 50 documentos secretos que demuestran escuchas y políticas estadounidenses en países aliados y rivales, señala el columnista. (Foto de Brendan SMIALOWSKI / AFP)
Ahora le tocó a Biden, con la filtración de más de 50 documentos secretos que demuestran escuchas y políticas estadounidenses en países aliados y rivales, señala el columnista. (Foto de Brendan SMIALOWSKI / AFP)

Durante la guerra de Vietnam, el diario The New York Times publicó una serie de artículos sobre documentos secretos del Pentágono extraídos por uno de sus funcionarios, Daniel Ellsberg, en 1971, que demostraban cómo el gobierno de Lyndon Johnson le mintió al país sobre el desarrollo de ese conflicto.

En 2010, la web de Julián Assange, WikiLeaks, envió información del Pentágono y del Departamento de Estado de EE.UU. basada en documentos secretos sobre la guerra de Iraq y espionaje a gobiernos amigos y ajenos públicos en tres periódicos occidentales. En 2013, otra vez, Obama sufrió un duro golpe con la información publicada por The Guardian y The Washington Post, suministrada por un consultor tecnológico de la Agencia Central de Inteligencia (NSA), Edward Snowden, sobre el programa de vigilancia a norteamericanos y diversos gobiernos.

Ahora le tocó a Biden, con la filtración de más de 50 documentos secretos que demuestran escuchas y políticas estadounidenses en países aliados y rivales, obtenidos por un grupo de amigos de Internet que se dedicaban a espiar. Esta vez, The New York Times ha sido la fuente periodística principal en especificar lo más delicado de esta información, como hasta qué punto la Inteligencia estadounidense ha penetrado al Ministerio de Defensa Ruso y al grupo mercenario Wagner que trabajaba para ellos; detalles de armamentos y planes de contraofensiva ucraniana que incluye espionaje al mismo presidente Zelensky; la supuesta intención de Corea del Sur, que tiene una ley que prohíbe venta de armas a países en guerra, de pasar municiones vía Polonia hacia Ucrania; e incluso que el servicio de inteligencia israelí, la Mossad, alentó a las protestas contra el gobierno de Netanyahu por el intento de reforma judicial.

Por supuesto, EE.UU. niega todo lo anterior, otros gobiernos exigen explicación y “again” (de nuevo) se filtran secretos de espionaje y seguridad nacional de la gran potencia americana.