Boris Karloff – Frankenstein. (Cortesía La Moda)
Boris Karloff – Frankenstein. (Cortesía La Moda)

Boris Karloff fue un actor británico muy famoso por sus roles en películas de terror. Nada tiene que ver con el profeta bíblico Jeremías, quien predicó que, por falta de moralidad, el pueblo judío sería castigado con la conquista del imperio babilonio y su exilio en Mesopotamia.

Boris Johnson ha sido electo por el partido conservador británico –imponiéndose sobre el excanciller Jeremy (Jeremías) Hunt– para suceder como primer ministro de Reino Unido a Theresa May. Aunque su victoria era previsible, muchos británicos están horrorizados porque el comportamiento errático del desarrapado e impredecible Johnson parece conducir a la nación a un escenario como el de los filmes de Boris Karloff. Johnson aboga por un Brexit duro (salida de Europa sin acuerdo) a menos que los países de la Unión Europea se arrodillen a sus exigencias; y muchos lo comparan en estilo y mentalidad con Donald Trump.

Por si fuera poco, Reino Unido tiene como líder de la oposición (Partido laboralista) a un Jeremías de izquierda radical. Se trata de Jeremy Corbyn, un sindicalista de larga experiencia política que predica un socialismo “del siglo 21” y es muy controversial en su organización. El Jeremías laborista ha conducido a su partido con una visión muy ideologizada y no exenta de acusaciones de simpatizar con dictadores de izquierda en el mundo.

El concepto de la palabra “jeremiada” (por el profeta) significa un exagerado dolor, y el dilema Boris-Jeremy, dos políticos sin visión proeuropea, puede conducir a la aflicción que un primer ministro extravagante ya advirtió en La Haya, el 12/5/48: “Si la Europa unida ha de ser una fuerza viva, Gran Bretaña tendría que actuar en ella plenariamente como miembro de la familia europea que es”, (Winston Churchill).

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