PUBLICIDAD
Vizcarra, adelanto, renuncia, vacancia
Imagen
Fecha Actualización
Martín Vizcarra sorprendió el 28 de julio con el adelanto de elecciones, el resto del mensaje pasó inadvertido. La iniciativa tiene 75% de aprobación (más allá de la viabilidad legal) y ha elevado su popularidad, aprovechando el desprestigio del Congreso (no es el único culpable del entrampamiento). Al Ejecutivo se le atribuye déficit de gestión. La conflictividad en proyectos extractivos podría agravarse con el cronograma electoral, aumentando la polarización.
La propuesta genera incertidumbre, pero algunos argumentan que con el “adelanto” esta duraría un año y no dos. Con o sin adelanto, Vizcarra se ha desgastado, los ministros están semiparalizados y no hay proyectos relevantes. El mensaje de adelanto es popular, pero hará difícil hacer reformas importantes. Incluso la reforma política parece incompleta.
La renuncia del presidente es improbable y la vicepresidenta Araoz no renunciará. No hay causal para la vacancia. La aprobación del adelanto está en el tintero y la situación política está convulsionada. La reunión Olaechea-Vizcarra puede dar luces.
La conflictividad Ejecutivo-Legislativo no justifica adelantar elecciones, ello es parte de la democracia y sería mal precedente, al desvirtuar el mandato constitucional. No procede la cuestión de confianza por “reforma constitucional”, esta es potestad del Congreso, no del Ejecutivo.
Con la economía estancada y sin proyectos, la propuesta de Vizcarra podría estar motivada por su incapacidad para gobernar. Golpear al Congreso y adelantar elecciones mostraría cálculo político para el futuro, aunque el Perú se perjudique con un pobre desempeño económico difícil de revertir. Con o sin adelanto, se requiere una agenda con un Congreso y un gabinete de consenso.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD