(USI)
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Con valor aproximado de US$25 millones, solo superando a Bolivia, esta es una selección diferente a la de los últimos 35 años y no solo porque esté en el puesto 12 del ranking FIFA, hecho histórico para Perú. La selección de Gareca, tal vez con menos habilidad que otras selecciones (70, 78, 82, 86), tiene otros atributos, como la unidad y disciplina. Ha demostrado respeto al técnico y recíproco compromiso. Gareca se la juega por sus jugadores y el equipo. El grupo es consecuente con el objetivo y está focalizado en el logro del resultado y no en el mejor “carro o reloj”, el “sí se puede” no es una frase cliché. Ha demostrado vencer la adversidad, con fortaleza mental ha ganado de visitante en Asunción y Quito, ha volteado o empatado partidos claves (Venezuela en Caracas, Uruguay y Argentina en Lima). La selección de Gareca tiene una manera de jugar, es un equipo, no un conjunto de individualidades.

Cuando llegó Gareca (marzo de 2015), los jugadores que hoy son titulares no estaban consolidados, ni siquiera fijos en sus clubes: Cueva, Flores, Corzo, Cáceda, Ramos, Advíncula, Gallese, Yotún, Tapia o Carrillo. Muchos son hechura de Gareca por confianza y capacidad descubierta. Perú tenía “4 fantásticos”: hoy Pizarro, el jugador peruano más exitoso, casi retirado; Vargas se recicla en la ‘U’; vigentes a nivel de selección “el gran” Guerrero; y Farfán (antes indiscutible, hoy peleando por un puesto en el 11).

Independientemente de los resultados de estos dos partidos, Gareca debe ser renovado y Edwin Oviedo reconocido en su gestión.

La última encuesta de Ipsos indica que Gareca tiene 97% de aprobación y 85% cree que clasificamos… Ojalá, pero no hay que pecar de optimismo.

Una posible clasificación al Mundial sería positiva no solo para el fútbol, cambia el temperamento y el sentimiento de la gente, lo que incentivaría el consumo y “la política toma aire”.

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