La situación hídrica nacional es compleja. Ya se fue una semana de enero y los ríos en la costa siguen con poco caudal en sus cauces. Algunos de ellos inclusive sin agua en partes de su recorrido.
El vaciado de embalses continúa en el norte y la situación en Poechos, San Lorenzo y Gallito Ciego es preocupante. Con las siembras y el riego en curso; estamos llegando a situaciones límite.
En el otro extremo del país, los embalses arequipeños mantienen con las lluvias actuales sus niveles. Es poco lo que suben o bajan.
En Lima estamos bajos; pero tenemos la magnífica posibilidad de que el sistema Huascacocha que está colmado de agua hace ya 5 años pueda volver a operar gracias a los trabajos que SEDAPAL realiza para recuperar esa infraestructura tras superar temas legales y conflictos sociales.
Este ciclo de lluvias 2022-2023 no es bueno como muchos sabemos. Los impactos en el precio de la energía y en el agro están allí.
Los modelos climáticos sugieren un calentamiento del mar peruano entre marzo y abril que sería muy favorable para el llenado de los embalses del norte. Siempre y cuando suceda.
Los valles de la costa peruana – donde precipita algo más del 1% de la lluvia nacional - encaran su peor año de aguas en más de una década.