El derrumbe del frío. (Foto: GEC)
El derrumbe del frío. (Foto: GEC)

No será el invierno más frío de los últimos años. Para fastidio de las estadísticas, el fin de agosto y el inicio de setiembre han visto una normalización de las condiciones de temperaturas en la costa.

Esto, en respuesta a una pérdida de frío de la temperatura de la superficie del mar frente a aquella; sumada a una disminución, ligada a la anterior condición, de los vientos fríos que transportan humedad generados por el anticiclón del Pacífico sur.

Así las cosas, el día más frío de 2019 quedó atrás en agosto. Lo anterior ha sorprendido en cierta forma, pues el intenso invierno de julio y la primera quincena de agosto no se esperaba que se perturbe justamente cuando las fuerzas frías del clima están en pleno control.

Todavía, sin embargo, tendremos días fríos por delante. Pero los números ya apuntan hacia la primavera y hacia un verano que sería menos atenuado de lo que originalmente establecían los modelos climáticos en respuesta a un marcado enfriamiento del Pacífico de nuestro lado que, subrayo, no se está dando. A dos semanas del inicio astronómico de la primavera, esta apunta a valores típicos de la estación. Para la actividad económica, la normalidad es siempre buen augurio.

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