"Este debate, seguramente, nunca se resolverá porque a pesar de todo apostamos por las libertades, aunque a veces haya quienes lo malinterpreten y mal usen".
"Este debate, seguramente, nunca se resolverá porque a pesar de todo apostamos por las libertades, aunque a veces haya quienes lo malinterpreten y mal usen".

Una caricatura oprobiosa de Carlos Tovar Samanez, conocido como ‘Carlín’, en el diario La República, denigrando la imagen institucional de la Policía Nacional del Perú, pone nuevamente en el tapete el papel de la prensa y la delgada línea por la que se transita entre la libertad de expresión y el insulto humillante a una institución que, sin dejar de reconocer sus errores o malos elementos, no merece el linchamiento socarrón de quienes no tienen moral para levantar el dedo contra el otro, como es el caso del citado diario.

Este debate, seguramente, nunca se resolverá porque a pesar de todo apostamos por las libertades, aunque a veces haya quienes lo malinterpreten y mal usen. Sin embargo, jamás será motivo para dejar de alzar la voz de protesta y apelar a que sea la conciencia nacional quien castigue en su justa medida al que considere — por innumerables razones— el más corrupto, inmoral, desleal o traidor, o el más heroico, esperanzador, noble y digno como institución. El pueblo tiene la palabra.

La publicación de ‘Carlin’ obviamente responde a su declarada tendencia o adicción por las ideas de la izquierda y del progresismo rampante, que no tendrían que ser cuestionables (las ideas) sino fuera porque, en algunos casos, “confluye” con momentos de crisis y ponen al país contra la pared de la democracia y el “fusil” de sus radicalizados primos ideológicos. ¿Acaso hemos olvidado el caso de la portada que delataba de manera criminal los planes del gobierno del expresidente Fujimori con el “aborta plan del SIN El túnel sí existe” poniendo en riesgo el rescate de los rehenes del MRTA luego del secuestro en la casa del embajador Japonés en 1996? No lo creo.

Y alzamos nuestra voz crítica enérgica contra La República porque, sabiendo que nos encontramos en un momento crítico de los conflictos sociales promovidos por la izquierda radical así como por la ferocidad de la macrocriminalidad transnacional que todos los días infiere heridas de muerte a nuestros ciudadanos, recibimos ataques mediáticos con burlas denigrantes que tienen como objetivo mellar la moral de las más de 500 mil personas que integran la gran familia policial.

La historia de la Policía Nacional del Perú está llena de páginas de honor, valentía, heroísmo, sacrificio y entrega por el pueblo del Perú y con más de 100 años construyendo ciencia policial al servicio del país. La historia de La República solo son páginas cargadas de odios.

A nuestros hermanos policías les ofrecemos nuestra solidaridad en este momento de ferocidad mediática, pero les pido también no desmayar en seguir limpiando la institución y esforzarse más en luchar frontalmente contra las amenazas a la democracia y la seguridad del país. ¡Sí se puede!