Florindo Flores Hala, camarada 'Artemio', no solo se había convertido en una figura incómoda para el Estado peruano, sino también para la organización que entonces lideraba la exdirigente nacionalista Nancy Obregón, quien –según coincidieron varios testigos claves– lo responsabilizaba de haber perdido el control en el Alto Huallaga y, por ello, coordinó su asesinato.