(Foto: Cañón del Colca)
(Foto: Cañón del Colca)

Perú y varios destinos específicos (Lima, Machu Picchu, el cañón del Colca y Máncora) han sido nominados para los World Travel Awards. Creo que hay que hacer lo posible para no ganar. La mejor barra del mundial haría bien en abstenerse de votar esta vez, contrariamente a lo que es intuitivo y natural para defender nuestra autoestima zarandeada tanto rato. Pero, como hemos visto en tele esta semana, antes de votar, uno está obligado a pensar.

A ningún lado vamos sin objetivos claros y diagnóstico realista. El mercado de turistas extranjeros se va a empezar a mover de verdad cuando haya vacunas. Buscar premios durante la pandemia solo puede tener como objetivo mantenernos en la mente como destino deseable, para cuando los extranjeros quieran volver a viajar fuera de su país. ¿Sirve a ese objetivo ganar premios este año? Lo dudo y creo que puede generar el efecto contrario.

Si ganamos, varios medios cubrirán la noticia. ¿Qué ángulo va a escoger un periodista extranjero para contarla? Es candorosamente ingenuo pensar que va a omitir el detalle de que tuvimos la tasa de mortalidad más alta a pesar de tomar medidas muy drásticas desde el inicio. Es data pública, ya publicada en medios internacionales porque es chocante. Nos ha usado de ejemplo el gobernador de Florida y el diputado español Pablo Casado. Es el ejemplo perfecto para la próxima reedición del libro sobre ideas pegajosas de Chip y Dan Heath: fácil de recordar y repetir, rompe un patrón esperable, genera curiosidad y emociona.

Si ganamos el premio, las noticias van a cubrir nuestros problemas de fondo (pésimo sistema de salud, informalidad galopante, política inestable y vergonzosa). Nos arriesgamos a que los lectores terminen de leer y concluyan “next”: cuál es el siguiente mejor destino (histórico, gastronómico, de playa, aventura, etc.) con menos riesgos. Hoy, lo probable es que ayudemos a posicionar nuestras falencias y riesgos, no nuestros destinos, que felizmente están posicionados por el trabajo realizado antes.

Muchos turistas reservan su viaje entre uno y cuatro meses antes, y acabamos de vivir que una pandemia se desata en ese lapso. La conclusión natural antes de viajar en el mundo pospandemia es elegir un destino donde haya buenos servicios de salud (incluso por un accidente cualquiera). La recuperación del turismo en todo su potencial, pospandemia, depende en parte de mejorar los servicios de salud. Pospandemia, la imagen general de un país va a estar marcada en parte no menor por la calidad de su sistema de salud. Cuando dos extranjeros se junten en el futuro, inevitablemente conversarán sobre ello. No es momento de ganar premios y buscar reflectores, tenemos problemas reales que solucionar primero. En columnas anteriores he dicho que la reforma de salud viene esperando décadas, y ahora el turismo también está ligado.

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