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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Una característica de Humala ha sido la de ceder parte importante del protagonismo político y del poder simbólico a alguien con mucha popularidad que ejerce el poder de facto. A su vez, ese personaje termina impidiendo que existan auténticos presidentes del Consejo de Ministros, convirtiéndose en una verdadera piedra en el zapato para estos.

Como es evidente ese ha sido el caso de Nadine, a lo largo de casi todo el gobierno. Mucho más popular que su esposo y percibida con más ideas e iniciativa, fue por varios años el personaje más influyente en la vida política nacional. Pero poco a poco se fue desgastando por la obsesión de ser candidata en el 2016, aun cuando la ley lo impide. Ahora ya dejó de ser un capital político y es tan desaprobada en las encuestas como su esposo.

De alguna manera, Urresti comienza a ocupar ese rol. Se ha vuelto una figura omnipresente, que hace lo que le da la gana, sin que el presidente parezca sentirse incómodo (más bien lo trata de imitar, sin mayores resultados).

Al igual que Nadine en su momento, Urresti casi duplica la popularidad del presidente y se ha vuelto una pesadilla para la premier Ana Jara, a la cual no le hace caso en lo absoluto. También es evidente que su juego es acumular popularidad y poder para una candidatura presidencial.

Por supuesto, también hay muchas diferencias entre ambos personajes. Así, si bien ambos han usado extensivamente Twitter como modo de comunicación, los tuits de Nadine han sido educados y con mensajes sugeridos ("Es tan difícil caminar derecho", por ejemplo). Los de Urresti, ofensivos y vulgares.

Pero lo cierto es que el gobierno se ha 'urrestizado'. Todo gira en torno a lo que él hace o deja de hacer. Domina la escena pública y, por ahora, su popularidad no es afectada por sus mentiras, como la supuesta "captura inminente" de Belaunde Lossio ni por la prepotente investigación por apología al terrorismo contra la obra de teatro La cautiva.

¿Cómo va a evolucionar la relación entre Humala y Urresti? Difícil saberlo, pero a estas alturas creo que incluso Humala es consciente de que Urresti tiene un solo interés: Urresti. ¿Tratará de usarlo como locomotora para poner congresistas nacionalistas en el próximo periodo? ¿Buscará que se chamusque en Interior? Urresti, por su parte, ¿aceptaría ser candidato de un gobierno tan desgastado, pudiéndolo ser de alguno de los 'vientres de alquiler' que ofrecen su inscripción al mejor postor?

Sea cual fuere el desenlace de estos dilemas, no creo que la seguridad ciudadana esté muy encima en su lista de preocupaciones.