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Monstruo en flor
Como su amarillísimo pelo y su rojísima boca, todo en Susy Díaz es exagerado, absurdo, extremo, fosforescente.
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Carlos Carlín,Habla.BabasComo su amarillísimo pelo y su rojísima boca, todo en Susy Díaz es exagerado, absurdo, extremo, fosforescente. Todo. Sus amores y sus odios, su 13 en el poto, la vecina del 303, Andy V, El Mero, sus cojines rojos, su cama roja y su jardín falso. Todo lo de ella llama la atención y todo lo expone a propósito. Así ha vivido, así ha hecho plata, así ha adornado toneladas de papel periódico; y así también decidió exponer públicamente la vida de su única hija. Pero Flor de María de los Milagros Polo, nuestra Florcita, no heredó de su madre ni la astucia, ni la sangre ligera, ni el sentido del humor y menos el pellejo duro; requisito indispensable para sobrevivir en el jardín farandulero. Flor, desarmada, fue exhibida desde chiquita en la TV, bailando como su madre o besándose con chicheritos. ¿Qué culpa tenía de nacer en esa maceta?¿dónde estaba su padre? Flor creció como pudo en ese matorral. Hoy, a los 28 años de edad, la pobre es una enredadera. Susy debió mantener a su hija alejada de su circo, pero prefirió no hacerlo y la convirtió en el payaso más triste de la carpa, en un mounstrito sin cabeza que no sabe que hacer con su vida y que, además, expone a su hijito de 2 años, igual como su madre la expuso a ella. La historia se repite. Los monstruos dejan de ser graciosos cuando hacen cosas monstruosas.
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